Tras un extenso proceso legislativo, finalmente se aprobó la ley que promueve la realización de 60 minutos diarios de actividad física en los establecimientos de educación parvularia y escolar, independiente de las clases de Educación Física. La medida busca fomentar hábitos saludables y fortalecer el bienestar integral de niños, niñas y adolescentes mediante actividades con un enfoque lúdico, formativo, integrador y no discriminatorio.
El impulso de esta política pública llega en un momento clave. Chile presenta una de las tasas más altas de obesidad infantil del mundo, bajos niveles de competencia motriz y un progresivo deterioro en elementos de la condición física vinculados a la salud, como la fuerza y la capacidad cardiorrespiratoria.
Sin embargo, aplicar esta medida plantea varios desafíos. La ley establece que los establecimientos garanticen infraestructura, materiales y la participación de todo el estudiantado, sin distinción de género ni discapacidad. Pero ¿tienen las escuelas las condiciones para hacerlo de forma equitativa? ¿Habrá tiempo, apoyo institucional o incentivos para quienes las organicen? ¿Cómo se protegerán los 60 minutos diarios dentro de la jornada escolar? Y, sobre todo, ¿cómo se garantizará que las actividades se desarrollen de acuerdo con las recomendaciones que entrega la evidencia científica?
El potencial de esta ley es enorme, pero su éxito dependerá en gran medida de una implementación respaldada por orientaciones claras, recursos adecuados y comunidades comprometidas. Promover la actividad física no solo es un asunto de salud. es una oportunidad para transformar la forma en que entendemos el aprendizaje, la convivencia y el bienestar en el ámbito educativo.
Javier Russell-Guzmán
Académico-investigador de la Escuela de Kinesiología, Docente del Magíster en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de Universidad Santo Tomás.
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