Declaración de renta 2025: más vale prevenir que pagar con multas

Fernando Saavedra (1)El proceso de declaración de renta del Año Tributario 2025 (AT2025) es una obligación ineludible para todos los contribuyentes y debe abordarse con el máximo cuidado. Aunque el Servicio de Impuestos Internos (SII) facilita una propuesta de declaración, es fundamental recordar que el sistema tributario chileno se basa en la autodeclaración. En otras palabras, la verificación de la información entregada por los agentes retenedores y la correcta declaración de los ingresos dependen exclusivamente de cada contribuyente.

Uno de los errores más graves es reportar datos incorrectos, ya sea por omisión o por declarar montos menores a los realmente percibidos. Algunos creen, erróneamente, que si el SII acepta una declaración en “cero”, el proceso ha concluido sin consecuencias. Nada más lejos de la realidad. El SII cruza información y, si detecta inconsistencias, puede observar la declaración, aplicar ajustes y cobrar impuestos pendientes con multas, intereses y reajustes.

Además, la fiscalización no ocurre de inmediato. El SII tiene un plazo de hasta tres años para revisar la información declarada, lo que significa que una declaración presentada en abril de 2025 podrá ser examinada hasta abril de 2028. Sin embargo, si se determina que la información contenida en la declaración es maliciosamente falsa o no fue presentada dentro del plazo legal, el período de fiscalización se extiende a seis años, aumentando significativamente el riesgo de sanciones.

Más allá de las consecuencias administrativas, la omisión reiterada de ingresos puede derivar en un delito tributario. En Chile, la evasión de impuestos no solo implica multas e intereses, sino que también puede acarrear sanciones penales, incluyendo penas de cárcel, dependiendo del perjuicio fiscal causado.

A esto se suma un aspecto fundamental que suele pasarse por alto: el contribuyente no puede delegar toda la responsabilidad en su contador. Aunque este cumple un rol clave, la obligación de declarar correctamente recae, en última instancia, en el contribuyente. Es fundamental asegurarse de que el contador esté debidamente capacitado y actualizado, ya que la normativa tributaria cambia constantemente. Buscar la opción más económica sin evaluar su idoneidad puede convertirse en un error costoso. Una declaración mal hecha puede generar problemas a futuro, y el proceso de renta no finaliza con su presentación, sino cuando prescribe el período de fiscalización.

Por todo lo anterior, es esencial asumir esta responsabilidad con seriedad y declarar con información real y fidedigna. No se trata sólo de evitar sanciones, sino de cumplir con la ley y contribuir a la transparencia del sistema tributario. La mejor estrategia es revisar detalladamente los antecedentes, contar con un contador competente y verificar que la declaración refleje fielmente los ingresos obtenidos. Un error hoy puede traducirse en una sanción en el futuro.

Fernando Saavedra

Abogado y CEO Ferconsultor

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