Según explican los investigadores, el estudio buscó evaluar cómo este modelo pedagógico, que invierte la estructura tradicional de las clases expositivas, incide en la motivación, participación y aprendizaje de los estudiantes. En esta metodología, los alumnos acceden previamente a materiales digitales, como videos, conferencias o artículos, y reservan las sesiones presenciales para el desarrollo de actividades prácticas, debates o trabajos colaborativos.
La investigación se desarrolló durante un semestre con estudiantes de primer año de las asignaturas de Argumentación Jurídica y de Políticas de Equidad y Género de la carrera de Derecho de UDLA Sede Viña del Mar. El proyecto se diseñó como una innovación docente orientada a mejorar la eficacia del aprendizaje, fortalecer el trabajo colaborativo y promover la autorregulación de los estudiantes.
Para su implementación, los académicos elaboraron videos didácticos breves que los estudiantes debían revisar antes de cada clase, junto con lecturas recomendadas disponibles en aula virtual. Se promovió el intercambio a través de foros en línea, y se aplicaron evaluaciones formativas digitales al cierre de cada sesión. En sala, las actividades se desarrollaron principalmente mediante trabajo en equipo, debates y resolución de casos jurídicos.
Respecto a la percepción de los participantes, los investigadores señalaron que “la experiencia fue bien recibida, creaba mayor interés y participación en las clases”.
El análisis incluyó instrumentos de medición sobre el nivel de satisfacción académica, cuyos resultados revelaron la valoración de los estudiantes hacia la metodología. El 74% de quienes participaron en la actividad calificaron la implementación del aula invertida entre excelente y buena y un 57% declara conformidad en que se aplique a otras asignaturas.
En sus conclusiones, los académicos destacaron que “el aula invertida presenta características que resultan motivadoras para los estudiantes, considerando que son los protagonistas de su propio proceso de aprendizaje. La exploración de los contenidos previos a la clase estimula la comprensión de los temas teóricos y la construcción del conocimiento, al tiempo que se promueve el pensamiento crítico y el trabajo colaborativo”.
Además, subrayaron el potencial de esta metodología para incorporar herramientas tecnológicas y recursos digitales. “Permite la integración de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, por parte de los estudiantes y de los docentes. A través de estos recursos se explican casos, sentencias y conclusiones, integrando contenidos teóricos e imágenes que generan un alto interés en los alumnos”, añadieron.
Finalmente, los Dres. Rivas y Espinoza coincidieron en que “la metodología de clase invertida aboga por un enfoque didáctico innovador orientado a que los estudiantes tengan un papel más activo en el desarrollo de su propio aprendizaje. Promueve una participación más dinámica en las sesiones presenciales, con apoyo de las tecnologías de la información y comunicación, lo que incrementa la motivación y el compromiso con las actividades académicas”.
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