¿Cuánto cuesta criar en Chile? Esa fue la pregunta que motivó al Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, con apoyo de UNICEF, a elaborar por primera vez una Canasta de Crianza, un estudio que busca poner en cifras el esfuerzo económico y de tiempo que realizan las familias al hacerse cargo del cuidado de niños, niñas y adolescentes.
El informe no solo mide los gastos monetarios en bienes y servicios, sino también el tiempo no remunerado que madres, padres y cuidadores destinan a la crianza. Para ello se utilizaron datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF 2021–2022) y de la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT 2023), en un trabajo acompañado por una mesa técnica donde participaron el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Los resultados muestran que criar implica un fuerte impacto en los presupuestos familiares: dependiendo de la edad del hijo o hija, el gasto total del hogar puede aumentar entre un 27% y un 31% en comparación con un hogar sin niños. El primer hijo concentra la mayor parte del costo, mientras que los siguientes demandan menos recursos porque ciertos gastos pueden compartirse.
“Este primer estudio desarrollado por Unicef ofrece una herramienta técnica y objetiva fundamental ante tribunales para estimar el costo real de criar a un hijo o hija, lo que se podría transformar en una referencia a considerar a la hora de fijar la pensión de alimentos”, dijo la ministra de la Mujer, Antonia Orellana.
“Hoy Chile ha avanzado mucho en protección social: con Chile Crece Contigo, con el Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados. Y esto es importante, sobre todo cuando se discute el rol y el tamaño del Estado. Nuestro gobierno cree en un Estado moderno y eficiente, que cumple su misión de proteger. Porque cuando no hay protección social, la carga de criar —en costos y en tiempo— recae solo en las familias y, especialmente, en las mujeres. La crianza debe entenderse como una inversión social, no solo como una responsabilidad privada”, indicó la ministra de Desarrollo Social y Familia, Javiera Toro.
En tanto, la Seremi de la Mujer y la Equidad de Género, Camila Sabando Vega agregó que, “este insumo, reconoce el valor económico del cuidado no remunerado que hoy asumen mayoritariamente las mujeres, y entrega referencias diferenciadas por tramo de edad, favoreciendo decisiones más justas y previsibles. Contribuye a fortalecer la corresponsabilidad parental y a proteger el interés
superior de niños, niñas y adolescentes; y, al mismo tiempo, orienta la acción pública para que la crianza deje de ser una carga invisibilizada del hogar.”
En promedio, el costo mensual de la crianza alcanza los $595.000. De este total $ 383.267 equivale al costo en bienes y servicios y $211.616 al costo del tiempo. Sin embargo, la cifra varía considerablemente según la etapa del desarrollo. En la primera infancia, más de la mitad del presupuesto corresponde al tiempo de cuidado. Por ejemplo, para un niño o niña de 0 años, el gasto equivale a $369 mil en tiempo y $366 mil en bienes y servicios. En cambio, en la adolescencia, el peso recae principalmente en los bienes y servicios: entre los 14 y 17 años, el costo mensual asciende a $418 mil en productos y solo $68 mil en tiempo.
En términos absolutos, los extremos de la infancia marcan la diferencia: criar a un niño de 2 años cuesta en promedio $709 mil mensuales, mientras que, en la adolescencia, a los 15 años, el gasto desciende a $485 mil.
“Criar a un niño no es solo responsabilidad de los padres: es también tarea de toda la sociedad. Sabemos que el desarrollo de la niñez implica crecimiento económico para las familias, porque se requieren nuevos servicios como salud, educación, cuidado y protección social. Los niños necesitan apoyos multidimensionales y en eso también está el tiempo. Es fundamental que las políticas públicas consideren todas las etapas para acompañar su desarrollo”, concluyó la representante de UNICEF en Chile, Violet Speek-Warnery.
¿Por qué es importante contar con una Canasta de Crianza?
La Canasta de Crianza entrega una estimación clara del esfuerzo económico y de tiempo que enfrentan las familias al criar a niños, niñas y adolescentes y permite contar con un insumo central para fortalecer las políticas públicas de infancia. Entre otros aspectos permite:
• Fortalecer la protección social: al dimensionar con precisión el esfuerzo que hacen las familias, se pueden diseñar transferencias y servicios que alivien esa carga, especialmente en contextos de pobreza y vulnerabilidad.
• Orientar de forma más eficiente la oferta pública de apoyos y servicios: la Canasta de Crianza muestra cómo varía el costo de criar según la edad de los niños, la composición familiar y las condiciones socioeconómicas. Esto favorece un enfoque diferencial, esencial para avanzar hacia políticas de cuidado universales, accesibles y equitativas.
• Visibilizar el valor económico del tiempo de cuidado no remunerado: al poner en evidencia un aporte fundamental que no suele registrarse en la economía formal, se refuerza la necesidad de políticas que redistribuyan las responsabilidades de cuidado y promuevan la corresponsabilidad.
• Respaldar demandas de pensión de alimentos: la Canasta de Crianza ofrece una herramienta técnica y objetiva para fundamentar ante tribunales el costo real de criar a un hijo/a. Esta estimación clara y documentada incluye tanto los gastos directos —alimentación, educación, salud, transporte— como el valor económico del tiempo de cuidado, fortaleciendo los
argumentos de madres y representantes legales.
• Reforzar la visión de la crianza como inversión social: los niños y niñas serán quienes sostendrán las economías y sistemas de protección social en el futuro. Valorar la crianza permite reconocer que no es solo una responsabilidad privada, sino una inversión con altos retornos para toda la sociedad.
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