Desde el color de la bebida hasta su graduación alcohólica, todo cuenta. El alcohol es un compuesto químico que, dependiendo como interactúa con nuestro organismo, puede causar más de un malestar.
Las celebraciones de fin de año suelen estar acompañadas de brindis y reuniones que se extienden hasta la madrugada. Sin embargo, el exceso de alcohol puede transformar la alegría en un punzante malestar al día siguiente. “La resaca es el resultado de varios factores: deshidratación, alteración de los niveles de azúcar en sangre, irritación gástrica y acumulación de subproductos tóxicos del metabolismo del alcohol, como el acetaldehído”, explica Mauricio Muñoz, director de la carrera de Química y Farmacia de la Universidad Andrés Bello en Concepción. Estos efectos combinados generan dolor de cabeza, fatiga y malestar general, síntomas que pueden arruinar el inicio del nuevo año.
Muñoz enfatiza que la prevención comienza antes del primer brindis. “El hígado metaboliza una cantidad limitada de alcohol por hora, aproximadamente una unidad estándar. Beber despacio y en pequeñas cantidades reduce la acumulación de compuestos tóxicos”, señala. La medida estándar dependerá del tipo de bebida y su graduación alcohólica, por ejemplo, en un destilado es de alrededor de 40 centímetros cúbicos, mientras que una cerveza con un 5% de alcohol es de 350 cc, es decir, el tamaño de una lata normal. La moderación y tener conciencia de qué y cuánto tomamos es la estrategia más efectiva.
Otro punto clave es la hidratación. El alcohol actúa como diurético, favoreciendo la pérdida de líquidos. “Beber agua entre las copas y antes de dormir ayuda a contrarrestar la deshidratación”, recomienda Muñoz. Además, comer antes de beber marca la diferencia, los alimentos ricos en grasas y proteínas ralentizan la absorción del alcohol, dando tiempo al organismo para procesarlo.
La elección de la bebida también influye. “Las bebidas oscuras, como whisky o vino tinto, contienen más congéneres, subproductos que intensifican la resaca. Optar por opciones claras, como vodka o ginebra, puede reducir el impacto”, comenta el académico.
Además, el descanso es fundamental. El alcohol altera los ciclos de sueño, y la falta de recuperación amplifica los síntomas. Dormir bien permite que el cuerpo complete su proceso de eliminación del alcohol.
Muñoz advierte, por último, sobre evitar utilizar productos no comprobados para combatirla. “Algunos suplementos y “curas para la resaca” no tienen respaldo científico suficiente. Es importante evitar confiar en productos milagrosos que prometen eliminar la resaca sin modificar los hábitos de consumo”.
La clave, como siempre, está en la responsabilidad, en beber con moderación, hidratarse, alimentarse adecuadamente y descansar. Así, el Año Nuevo se celebra con energía y sin consecuencias indeseadas.
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