En verano, las personas concurren a playas, ríos y piscinas. Y uno de los peligros principales es lesionarse de gravedad por realizar un piquero.
Ana Macarena Ramos, académica de la Escuela de Kinesiología de la U. Andrés Bello, sede Concepción, explicó que la principal lesión asociada a los piqueros en aguas poco profundas ocurre por el impacto directo de la cabeza o el cuerpo contra el fondo u obstáculos sumergidos.
“Este tipo de accidentes puede provocar lesiones musculoesqueléticas graves, como luxofracturas vertebrales, que comprometen la médula espinal y generan alteraciones neurológicas, entre ellas pérdida de movilidad, sensibilidad e incluso riesgo vital.
La recuperación suele ser lenta y, en muchos casos, incompleta, requiriendo rehabilitación prolongada y, en situaciones severas, soporte de vida continuo”, explicó.
Agregó que “si bien muchas personas creen que el agua amortigua la caída, un piquero en una zona poco profunda o realizado con mala técnica puede ser altamente peligroso”.
Mar y piscina: mismo riesgo
Respecto a si el mar o la piscina representan mayor riesgo, la académica advirtió que ambos entornos requieren el mismo nivel de respeto.
“Las piscinas suelen generar una falsa sensación de seguridad; sin embargo, gran parte de las lesiones graves ocurren allí debido a profundidades inadecuadas para lanzarse de cabeza”, explicó.
Por su parte, Ramos aclara que en el mar, ríos y lagos incorporan variables adicionales como corrientes, desniveles, rocas, cambios de marea y baja visibilidad. “Todos factores que aumentan el riesgo de lesión”, acotó.
Por esto, insistió en que, ante un accidente de este tipo, los primeros auxilios son fundamentales.
“Lo más importante es contactar de inmediato a los servicios de emergencia y evitar mover a la persona, especialmente si presenta dolor en cuello, espalda o dificultad para movilizarse”, sostuvo.
Agregó que “cualquier maniobra de movilización sin técnica adecuada puede agravar una lesión inicial, por lo que lo recomendable es mantener a la persona calmada, inmovilizada y esperar la llegada de personal capacitado”.
Abordaje de lesiones
La docente precisó que las consecuencias para la persona lesionada dependen del tipo y la gravedad del daño.
En casos leves puede existir dolor, inflamación y disminución del movimiento, lo que se resuelve con reposo y rehabilitación breve.
“Sin embargo, cuando hay compromiso neurológico, pueden aparecer dificultades en la movilidad de extremidades y tronco, además de alteraciones en funciones como el control de esfínteres, la respiración o el habla”, manifestó.
Ramos puntualizó que estas situaciones requieren un abordaje integral del equipo de salud y largos periodos de rehabilitación.
“El pronóstico mejora significativamente cuando los primeros auxilios son adecuados y la atención especializada se recibe de forma oportuna”, afirmó.
El rol del kinesiólogo es fundamental. “Nuestra labor incluye la evaluación funcional, la recuperación del movimiento, la fuerza, el control postural y la estabilidad, así como la prevención de complicaciones asociadas a la inmovilidad”, dijo Ramos.
Prevención es fundamental
Para Ana Macarena Ramos, “el piquero más seguro es el que no se realiza. Considerando que un segundo de impulsividad puede transformarse en meses o años de rehabilitación”.
Sin embargo, Chile es un país con una amplia cultura de bañistas: cuenta con miles de kilómetros de costa, y numerosos lagos y lagunas. “Por ello, la herramienta más eficaz sigue siendo la prevención”, aseguró.
Para esta temporada de verano, indicó que es clave priorizar medidas como: ingresar siempre al agua con los pies primero; evitar lanzarse si no se conoce la profundidad; no realizar piqueros en zonas de baja visibilidad o con presencia de rocas; supervisar a niños y adolescentes, quienes tienden a imitar conductas riesgosas; respetar señaléticas, normas de seguridad y las indicaciones de salvavidas.
Leave a Reply