Creencias arraigadas, desinformación y tabúes hacen que las mujeres cometan errores en torno a su salud íntima.
“La infección urinaria no es por pasarse de frío”, con esta simple afirmación Morín Chaparro, académico de Obstetricia de la Universidad Andrés Bello, corta de raíz una antigua y popular creencia. El problema, explica la especialista, no está en la temperatura, sino en los hábitos: “Las infecciones urinarias son porque la mujer no va al baño cuando corresponde o no hay una higiene adecuada”.
Lo cierto es que, con la llegada del invierno, muchas mujeres tienden a modificar su comportamiento corporal. Eviten ir al baño con frecuencia para no exponerse al frío, lo que implica retener la orina por más tiempo. Esa conducta, no el clima, es lo que favorece la aparición de infecciones. “Al aguantarse, esa orina en la vejiga provoca infecciones urinarias”.
Chaparro menciona el uso de ropa interior sintética —como lycra o nylon— que, en lugar de proteger, resulta perjudicial. “Ese tipo de ropa interior provoca un aumento de la humedad de la zona genital que puede alterar el equilibrio de la microbiota vaginal y facilitar la proliferación de hongos”.
Lo mismo ocurre con los protectores diarios, productos ampliamente difundidos en campañas publicitarias, pero sin justificación desde la salud ginecológica. “El uso de estos elementos está vinculado a un error previo, el no utilizar ropa interior de algodón, que permite una mejor ventilación y evita la acumulación de secreciones”.
Y es que la zona genital femenina, recuerda el especialista, no es estéril. Al contrario, posee una microbiota natural que cumple funciones protectoras. Alterarla con jabones, desodorantes íntimos o productos químicos solo la vuelve más vulnerable. “Cuando utilizamos cualquier elemento que arrastre esa microbiota, va a quedar expuesto a la proliferación de cualquier otro microorganismo que aparezca”, explica. Su consejo es concreto: “Ni siquiera es recomendable utilizar jabones íntimos, solamente agua”.
Existen señales claras de que algo no anda bien: el dolor y el flujo anormal. “El dolor está avisando de que algo no está bien. Cualquier tipo de flujo genital que se detecte, hay que consultar con un especialista, porque los flujos genitales no son normales. Son comunes, pero no son normales”.
En salud íntima, enfatice, el invierno no es el problema. Lo son las prácticas que se arrastran por costumbre, desinformación o marketing. Lo que protege no es el abrigo excesivo ni el uso de productos diseñados para “sentirse limpio”, sino una relación informada con el propio cuerpo y atención profesional cuando corresponde.
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