Pesimismo en el Biobío, ¿un síntoma de un problema país?

Ricardo Fuentes L.Ricardo Fuentes Lama

Director de Ingeniería Comercial y Postgrados FEN

Universidad Andrés Bello, Concepción

Las percepciones económicas influyen en la realidad de varias maneras, y este fenómeno puede entenderse a través de conceptos económicos y psicológicos. Entre ellos, las expectativas empresariales sobre el futuro económico pueden afectar sus decisiones de inversión. Si los empresarios son optimistas y creen que la economía crecerá, es más probable que inviertan en expansión y contratación de personal. Por otro lado, si son pesimistas, pueden retrasar o reducir sus inversiones, lo que puede llevar a una desaceleración económica.

Keynes introdujo el concepto de “espíritus animales” para describir cómo las emociones y percepciones de los empresarios influyen en sus decisiones de inversión y en la economía en general. Según el último Índice de Percepción Empresarial de la región del Biobío (IPER), la percepción es pesimista, ubicándose por debajo del umbral de los 50 puntos, con un puntaje de 49, el peor resultado en dos años. El puntaje del IPER se construye en función de variables como inversión, ventas, utilidades, empleo, remuneraciones y costos de insumos. Todas estas variables, a excepción de las remuneraciones, se ven afectadas negativamente según los principales ejecutivos de nuestra región.

Este pesimismo está alineado con lo que hemos vivido como región en los últimos meses. En la medición anterior del IPER, en diciembre, que fue de 55 puntos, no se contemplaba el posible cierre de Huachipato, la paralización por casi dos meses del puerto Coronel y las controversias en los sectores forestal y pesquero debido a una regulación que genera mucha incertidumbre.

Es preocupante que los principales ejecutivos de la región anticipen para el segundo semestre de 2024 un retroceso en sus ventas y utilidades, así como un aumento en los costos. Las consecuencias inmediatas están relacionadas con la perspectiva del empleo en sus organizaciones, donde ha crecido en 9 puntos la impresión de una disminución de plazas laborales. Esto es especialmente alarmante dado que el 72% de los encuestados son tomadores de decisiones en grandes empresas regionales, que tienen un impacto significativo en la economía de la región. En el primer trimestre de 2024, los despidos por necesidades de la empresa aumentaron en 12 puntos.

Las perspectivas de la economía nacional también coinciden con las proyecciones de expertos. El último IMACEC de mayo mostró un crecimiento del 1.1% respecto al mismo mes de 2023, muy por debajo de lo esperado, lo que afecta las estimaciones del PIB, que se sitúa en un rango no superior al 2.3%, lejos del 3% proyectado inicialmente.

Este panorama coincide con las expectativas de nuestras empresas, ya que el 41% sitúa el PIB en un rango de 2.1 a 3%, mientras que el 50% cree que será menor al 2%. Como región no minera, nuestro resultado del IMACEC del 1.1% se debe principalmente a la industria minera, que creció un 7.6%. Sin esta industria, los resultados son mucho más preocupantes, con decrecimientos en sectores como el industrial y el comercio.

Necesitamos señales y un trabajo conjunto de empresas, estado y academia. Debemos aprovechar nuestras potencialidades y disminuir la incertidumbre con políticas públicas y acuerdos tributarios a largo plazo que incentiven la inversión y la faciliten mediante sistemas más dinámicos y amigables en cuanto a permisos y evaluaciones.

Biobío y Chile tienen la misión de despertar el espíritu animal en pro de nuestra región y retomar la senda del crecimiento que tanto necesitamos.

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