Aunque el trabajo remoto se instaló como una opción real, muchas empresas han tenido que ajustarse a sus realidades y no son pocas las que han tenido que definir volver al trabajo presencial o, a lo sumo, híbrido. Pero no se trata de una decisión antojadiza y sí a un análisis de varios factores.
Mientras empresas y trabajadores fijan sus preferencias sobre el modelo de trabajo que prefieren, la jornada presencial ha vuelto a cobrar protagonismo, con muchas organizaciones volviendo a establecerla como el estándar para el desarrollo de sus actividades. Sin embargo, para tomar esa decisión, ¿cómo evalúan las organizaciones la eficacia del modelo actual?
Según un sondeo de la empresa de reclutamiento especializado Robert Half, las empresas utilizan algunas métricas para apoyar su decisión. Y la medición de la productividad individual y del equipo (56%), el análisis del impacto en los resultados financieros de la empresa (37,5%), la evaluación de la satisfacción y compromiso de los trabajadores (36%), el análisis de indicadores clave de rendimiento (KPI) específicos de la industria (36%) y la evaluación de la eficiencia en la gestión del tiempo y entrega de proyectos (29%) son las cinco métricas más utilizadas a la hora de evaluar la eficacia del modelo de trabajo actual de las empresas.
Para el director asociado de Robert Half Chile, Caio Arnaes, las empresas han tenido tiempo para implementar y evaluar diferentes opciones. Y aunque el período de la pandemia obligó a muchos a trabajar de forma remota, actualmente se ha vuelto necesario volver al trabajo normal o, incluso, adoptando un modelo intermedio o híbrido. Pero todo según las posibilidades de cada empresa”.
El ejecutivo hizo así un análisis que apunta a que cada empresa tiene actividades diferentes, recursos y equipos humanos con características particulares que no permiten la adopción de una modalidad única. Y ante esa realidad, estimó que “resulta clave una evaluación tomando en cuenta esas certezas y luego considerar lo que esperan los trabajadores, pero en la medida de lo posible”.
¿Qué deben hacer las empresas?
Arnaes indicó que “es importante reconocer que los diferentes modelos de trabajo no van a satisfacer a todos de la misma manera, y no todos los negocios tienen la flexibilidad de ofrecer alternativas a los colaboradores. Corresponde a cada parte analizar sus necesidades y posibilidades, buscando encontrar un equilibrio que atienda tanto a las demandas individuales como a las exigencias del ambiente corporativo.
De esta manera, el ejecutivo destacó los desafíos para la gestión de las empresas ante la decisión del tipo de jornada que se define elegir.
En el caso de las empresas que optan por el modelo 100% presencial, Arnaes recordó que el clave la adaptación a los cambios en las expectativas de los trabajadores, ya que son muchos los casos en que ellos vivieron la experiencia del trabajo remoto y tienen el legítimo deseo de seguir manteniendo esa opción. Sin embargo, recordó que es clave “equilibrar la necesidad de interacción presencial con la flexibilidad deseada por los trabajadores. Asimismo, hay que hacerse cargo de las eventuales resistencias a la cultura presencial en un escenario más flexible y manejar todos los factores asociados con la comunicación y la colaboración, así como la gestión de los problemas logísticos de las oficinas”.
Cuando se trata de la modalidad 100% remota, mantener al equipo comprometido y motivado es un reto cuando todos trabajan a distancia. “Ahí promover la comunicación y supervisar las cargas laborales y el rendimiento son aspectos ineludibles”, aclaró Arnaes. Entre otros factores de cuidado se encuentran los resguardos que deben tomar las empresas con relación al reconocimiento y promoción de sus trabajadores, la integración de nuevos integrantes, así como el manejo de las comunicaciones en un entorno laboral remoto.
Finalmente, aquellas empresas que optan por la modalidad híbrida tienes desafíos relacionados con el compromiso y equilibrio del trabajo de equipos que combinarán jornadas presenciales y remotas. “Existe el reto de mantener e, incluso, mejorar la eficiencia y productividad del equipo, así como mantener su cohesión y sentido de pertenencia, ya que es posible que se generen situaciones en que algunos trabajadores sí puedan trabajar remotamente, como es el caso de quienes cumplen labores de oficina, versus aquellos que están en líneas de producción, logística, atención en terreno y que no pueden trabajar si no es bajo la modalidad presencial”, recordó Arnaes.
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