En un país donde el 96,5 % de los hogares ya tiene acceso a internet y el 98 % de las pymes invertirá en digitalización este año, los centros de experiencia se consolidan como herramientas clave para validar soluciones tecnológicas, reducir riesgos y acelerar el retorno de inversión.
Chile vive un momento clave en su transformación digital. De acuerdo con la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), el acceso a internet fijo o móvil en hogares alcanzó el 96,5 % en 2024, mientras que la penetración de banda ancha fija llegó al 94,3 %, con un promedio de consumo diario de 335 GB por persona. En paralelo, un reciente estudio sobre adopción digital revela que el 98 % de las pymes en Chile invertirá en digitalización este año, y más de la mitad destinará al menos el 10 % de su presupuesto tecnológico a ese fin.
En este escenario, las decisiones tecnológicas ya no pueden tomarse a ciegas y menos en las empresas. De hecho, las organizaciones necesitan visualizar cada vez más el impacto real de las soluciones que adoptan, antes de llevarlas a producción.
En este contexto, los centros de experiencia cobran relevancia. Se trata de espacios inmersivos que permiten a empresas de todos los rubros observar y testear, en tiempo real, cómo interactúan los distintos componentes del ecosistema tecnológico: desde infraestructura, redes y nube híbrida, hasta ciberseguridad avanzada, automatización, inteligencia artificial y analítica. Todo conectado y funcionando en un entorno seguro, escalable y 100 % operativo.
Para Herwin Cajamarca, gerente de Ingeniería de Negocios de IFX en Chile, compañía especializada en soluciones IT para empresas en América Latina, “los centros de experiencia ofrecen la posibilidad de experimentar escenarios críticos, medir tiempos de respuesta, validar integraciones y optimizar inversiones tecnológicas con mucho menor riesgo”.
A diferencia de una demo o presentación comercial, estos centros permiten evaluar el comportamiento real de arquitecturas tecnológicas en entornos controlados. Por ejemplo, se pueden simular incidentes de ciberseguridad, activar respuestas automáticas mediante plataformas SOAR y medir la efectividad de los protocolos de contención y recuperación frente a amenazas sofisticadas.
“En un país que ya está prácticamente en línea, las inversiones tecnológicas deben ser eficientes y seguras. Los centros de experiencia ofrecen ese entorno controlado donde validar decisiones críticas”, agrega Cajamarca
Además, las empresas pueden testear compatibilidad entre plataformas, performance bajo carga, respuesta de soluciones cloud-native, o la integración de herramientas de observabilidad y AI Ops, lo que permite tomar decisiones informadas antes de invertir grandes presupuestos.
“Hoy, las decisiones tecnológicas no pueden tomarse a ciegas ni sólo desde el PowerPoint. Los centros de experiencia ofrecen la posibilidad de experimentar escenarios críticos, medir tiempos de respuesta, validar integraciones y optimizar inversiones tecnológicas con mucho menor riesgo”, señala el experto de IFX.
Según el ejecutivo, este tipo de instalaciones ha cobrado mayor relevancia en el contexto actual, donde la eficiencia operativa, la resiliencia ante ciberataques y la experiencia del cliente son prioridades para los directorios. “Las empresas necesitan visualizar cómo una arquitectura tecnológica impactará sus operaciones, y eso solo es posible mediante una simulación inmersiva, con datos reales y sistemas funcionando en un entorno seguro y controlado”, explica Cajamarca.
Un espacio para validar antes de escalar
Entre las ventajas de estos espacios se encuentra la posibilidad de diseñar arquitecturas personalizadas, realizar pruebas de compatibilidad entre distintos proveedores y tecnologías, evaluar el desempeño bajo estrés, y detectar potenciales vulnerabilidades antes de implementar. Todo esto, en tiempo real y con acompañamiento experto.
Los centros de experiencia también están diseñados bajo altos estándares de disponibilidad y continuidad operativa, con infraestructura TIER III, seguridad 24/7, resiliencia, redundancia y acompañamiento por parte de ingenieros certificados con más de 20 años de experiencia. Esto garantiza que las pruebas sean representativas, confiables y alineadas con los objetivos reales de cada organización.
Asimismo, permiten medir indicadores clave como la capacidad de respuesta ante incidentes de ciberseguridad, los niveles de automatización y la integración con plataformas de monitoreo y analítica avanzada.
“Muchas empresas están migrando sus cargas a la nube o adoptando modelos híbridos, pero no siempre tienen claridad de los costos ocultos, los riesgos operacionales o los desafíos de integración. En un centro de experiencia, pueden anticiparse a esos escenarios y tomar decisiones más informadas”, explica Cajamarca.
Aunque en mercados como Estados Unidos o Europa estos espacios ya son parte del proceso de compra tecnológica, en América Latina su incorporación es más reciente. No obstante, empresas proveedoras de tecnología están invirtiendo fuertemente en abrir centros de experiencia regionales para acercarse a sus clientes.
“En países como Chile, Colombia o Costa Rica, estamos viendo un crecimiento en la demanda por estos espacios. Las empresas no solo buscan comprar tecnología, sino entender cómo se adapta a su negocio y cómo puede aportar valor real desde el día uno. Hoy, los CIOs, gerentes de infraestructura y líderes de TI buscan probar, adaptar y asegurar antes de implementar. Y eso es precisamente lo que permite un centro de experiencia”, concluye Herwin Cajamarca.
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