¿Por qué los hombres deben entrenar el doble para obtener el mismo beneficio cardiovascular que las mujeres?

imagePor Frano Giakoni Ramírez, director de Entrenador Deportivo UNAB.

Un estudio reciente publicado en el Journal of the American College of Cardiology puso sobre la mesa un hallazgo que rompe esquemas: las mujeres obtienen mayores beneficios cardiovasculares que los hombres con la misma cantidad de ejercicio físico. Después de analizar a más de 85.000 personas en el Reino Unido, los investigadores descubrieron que las mujeres reducen su riesgo de enfermedad coronaria en un 30% con 250 minutos semanales de actividad física moderada o vigorosa, mientras que los hombres necesitan más del doble (530 minutos) para lograr un beneficio similar.

En términos simples: los hombres tienen que entrenar más para alcanzar el mismo efecto protector. Y aunque esto puede sonar provocador, el mensaje de fondo es más complejo y relevante. La fisiología masculina, caracterizada por mayor masa muscular, diferencias hormonales y una respuesta inflamatoria distinta, no convierte al hombre en un organismo más “eficiente” frente al esfuerzo, sino en uno que requiere más dosis de ejercicio para generar adaptaciones equivalentes.

Pero lejos de ser una “competencia biológica”, estos resultados deberían invitarnos a repensar el diseño del entrenamiento y las recomendaciones de salud pública. Durante décadas, los estándares de ejercicio se construyeron sobre datos masculinos y luego se aplicaron indistintamente a las mujeres. Hoy la ciencia nos recuerda que las diferencias existen y que entenderlas no divide, sino que mejora la precisión y la efectividad de las intervenciones.

Si algo deja claro este estudio, es que el ejercicio no tiene una fórmula universal. Cada cuerpo responde de forma única, y el enfoque debe ser individualizado, basado en evidencia y con perspectiva de género. Para los hombres, el mensaje es claro: moverse más no solo es necesario, sino urgente. Y para todos, la conclusión es la misma: el cuerpo recompensa la constancia, pero la biología decide el ritmo.

La buena noticia es que el beneficio llega para ambos. Solo cambia la dosis. Y eso, en lugar de una desventaja, debería ser un recordatorio de que la salud, como el entrenamiento, requiere tiempo, dedicación y conocimiento.

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