Anita Marambio, presidenta del Directorio de Compromiso Minero
En Chile, más del 40% de las operaciones mineras funcionan hoy desde centros remotos de alta tecnología. Esta cifra, dada a conocer recientemente por Vantaz Group (adherente de Compromiso Minero), puede sonar abstracta, pero en realidad refleja una de las transformaciones laborales y culturales más profundas de nuestra historia minera. La digitalización no solo está cambiando cómo opera la minería, sino también, y sobre todo, quiénes trabajan en ella.
Las innovaciones tecnológicas están abriendo las puertas a una nueva generación de talento que rompe con los paradigmas tradicionales del sector. Hoy se incorporan profesionales que antes no tenían cabida en faena, con habilidades vinculadas al análisis de datos, la programación, la automatización o la gestión remota. Esto está diversificando el perfil del minero y la minera, abriendo oportunidades y permitiendo que más personas se vinculen con la minería sin necesidad de estar en terreno.
El caso de BHP es uno de los más emblemáticos. Su centro remoto en Santiago no solo opera Escondida y Spence a distancia, sino que ha creado un espacio de diversidad e inclusión digno de relevar. En su Centro Integrado de Operaciones, el 65% de los ingenieros son recién egresados, el 51% de quienes operan son mujeres y, además, se ha sumado activamente a personas con discapacidad. Es un ejemplo de cómo la tecnología no es neutra: bien gestionada, puede abrir espacios de participación y transformar realidades.
Este fenómeno se replica en otras compañías. En Antofagasta Minerals, por ejemplo, el Centro de Gestión Integrada (GIO) ha logrado mejoras de hasta un 54% en el sistema de transporte de relaves. Codelco, en tanto, proyecta un aumento de productividad de hasta un 15% gracias a la analítica avanzada y ha incrementado en un 30% la detección de conductas de riesgo, fortaleciendo así la seguridad de sus equipos. Estos resultados muestran que la digitalización no solo eleva la eficiencia, sino también la sostenibilidad y la protección de las personas.
La ola de modernización se expande además por toda la cadena de valor. El reciente Índice de Transformación Digital de Proveedores Mineros confirma que no se trata de un fenómeno aislado: entre 2021 y 2025 la madurez digital del sector ha crecido 7 puntos, impulsada tanto por la innovación tecnológica como por un liderazgo con visión de futuro.
El impacto también se refleja a nivel territorial. Según cifras del Consejo Minero, Antofagasta concentra el mayor número de proveedores tecnológicos del ecosistema (338 en total), seguido por Santiago (221), Tarapacá (184) y Atacama (177). Esta presencia regional es una señal potente: la digitalización no se limita a la capital, sino que abre oportunidades en distintos puntos del país, diversificando empleos de calidad y potenciando economías locales.
Desde Compromiso Minero, red que agrupa a más de 115 organizaciones del ecosistema, observamos con orgullo cómo la inteligencia artificial, el big data y el Internet de las Cosas (IoT) ya no son conceptos futuristas, sino herramientas clave que optimizan la operación, anticipan fallas y permiten tomar decisiones más informadas. Pero su aporte va más allá: abren la puerta a un ecosistema más colaborativo, ágil y conectado con las necesidades de la sociedad.
El éxito de esta transformación, sin embargo, no radica solo en la tecnología. Depende también del desarrollo del capital humano, la capacidad de generar confianzas y la voluntad de avanzar de manera coordinada. Nuestro compromiso como red es seguir impulsando este proceso. Una cadena de suministro digitalizada, eficiente y sostenible es esencial para fortalecer la competitividad de la minería chilena, y con ello contribuir al bienestar y desarrollo de todo el país.
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