El 25 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Químico Farmacéutico, instaurado por la Federación Internacional Farmacéutica (FIP). Esta fecha busca promover el importante rol que tienen los Químicos Farmacéuticos en la salud pública, apoyando la prevención de enfermedades, la promoción de la salud y el seguimiento de los tratamientos.
Ahora bien, ¿cuál es el impacto en Chile? Sin dudas es amplio. Los profesionales no solo participan como miembros clave de los equipos de salud, sino que también ocupan cargos estratégicos como Secretarios Regionales Ministeriales, Directores de Servicios de Salud o autoridades del Instituto de Salud Pública.
En el ámbito asistencial, su aporte es decisivo en todo lo relacionado con medicamentos. Esto incluye la compra con los más altos estándares de calidad, los procesos de preparación y entrega adecuados, y el seguimiento de los efectos en los pacientes. El objetivo es asegurar que se logre el efecto terapéutico esperado, promover la adherencia al tratamiento y generar reportes oportunos sobre cambios o reacciones adversas.
Este trabajo se concreta a través de la atención farmacéutica, donde el Químico Farmacéutico educa al paciente y entrega información relevante al equipo de salud, incluidos los médicos tratantes. Gracias a ello se han observado mejoras sustanciales en la efectividad y adherencia de los tratamientos, además de un ahorro significativo para el sistema.
En cuanto a la autoridad sanitaria, los colegas asumen funciones vinculadas a la prevención, fiscalización y vigilancia. Velan porque los medicamentos que ingresan al país cumplan con los requisitos de calidad, seguridad y eficacia. También participan en la regulación de establecimientos de salud, en la creación de políticas para un uso racional de los fármacos y en estrategias para enfrentar desafíos como la resistencia antimicrobiana.
Aun así, los retos pendientes son grandes. Uno de ellos es avanzar en la digitalización y la interoperabilidad del sistema de salud, de modo que se pueda acceder en línea al registro de medicamentos de cada paciente, sin importar dónde los adquiera. Esto permitiría reducir errores de medicación y aumentar la seguridad y efectividad de los tratamientos.
Otro desafío es potenciar la participación de las farmacias privadas en la salud pública. Existen modelos internacionales que muestran cómo estos establecimientos pueden ser puntos de apoyo para el retiro de medicamentos y, al mismo tiempo, espacios donde el Químico Farmacéutico cumple un rol activo en la atención farmacéutica, promoviendo el cumplimiento, la efectividad y la seguridad de los tratamientos.
Francisco Álvarez, académico de Química y Farmacia UNAB sede Viña del Mar
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