La Red de Educación Superior Inclusiva anota 15 años de actividades coordinadas con diferentes instituciones de educación superior en la zona preocupadas por la inclusión.
La historia cuenta que un 19 de junio de 2009 fueron convocados diversos representantes del mundo académico para constituir la Red Regional de Educación Superior Inclusiva (RESI), conformada por UNAB, PUCV, UV, UVM, UPLA, UDLA, UAI, UTFSM, U. Santo Tomás, Inacap, CFT PUCV, CFT ESTATAL y SENADIS (Servicio Nacional de la Discapacidad).
15 años han pasado desde aquel momento. Sin embargo, lejos de experimentar algún desgaste u olvido, la entidad se encuentra activa y vigente, con la U. Andrés Bello asumiendo este 2024 el desafío de tener la presidencia y encabezar las tareas de los próximos meses.
Todo bajo el contexto de un trabajo en equipo, ya sea a nivel interinstitucional, como también en el plano interno. Así lo relata Nataly Huerta, directora del Diploma en Habilidades Laborales de esta casa de estudios, quien asume este liderazgo en conjunto con Alejandra Alday, coordinadora del CIADE.
“Asumimos esta importante labor como un reconocimiento al trabajo que hemos realizado al interior de la Red como Institución (UNAB)… también lo tomamos con mucha seriedad, profesionalismo y con el compromiso de seguir contribuyendo a la inclusión de personas en situación de discapacidad en el ámbito universitario, con el propósito de que se integren, permanezcan y finalicen su proceso formativo”, puntualizó la nueva timonel de RESI.
Un nuevo mandato que contó con el respaldo de las autoridades de la UNAB, representadas por Marco Álvarez, director Académico de la sede viñamarina, quien reconoció que “para nosotros es una alegría muy grande poder recibir a todas las universidades de la región que conforman esta red de educación superior que trabaja para la inclusión efectiva de nuestros estudiantes”.
Una mesa que cuenta con varias instituciones que tienen amplia experiencia y trayectoria en estos temas, quienes comparten sus conocimientos y acciones en beneficio de los estudiantes. “Nos interesa que en la educación superior en particular, la inclusión sea natural, sea algo que convive con nosotros día a día y que esté impregnada en nuestra habitualidad, que no sea una excepción y que todos sepamos también cómo debemos actuar para facilitarla”, destacó el académico, quien resaltó la relevancia de presidir esta mesa “y por lo tanto tenemos una gran responsabilidad de coordinar toda esa energía positiva que traen las instituciones de educación superior en pro de la inclusión de nuestros alumnos”.
Para Alejandra Ríos, directora del Observatorio para la Inclusión de la Universidad Andrés Bello, asumir el liderazgo de la mesa es “un reconocimiento al trabajo que viene haciendo la Universidad en materia de inclusión de personas con discapacidades hace más de 20 años… RESI Valparaíso fue la primera de todas las redes de educación superior inclusiva del país y significa un trabajo colaborativo con otras instituciones”.
Sin embargo, no todo es mandato, la clave está en “el trabajo colaborativo con las diferentes áreas. La academia provee de información, por ejemplo, para unidades como la que yo lidero hoy día, que es el Observatorio para la Inclusión, para levantar información con la rigurosidad que representa la academia para los tomadores de decisiones”, subraya Alejandra Ríos.
La metodología de trabajo obliga a desarrollar reuniones mensuales para coordinar las acciones comunes con todas las casas de estudios participantes, para que puedan ir desde capacitaciones hasta actuaciones comunes en casos particulares.
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