A casi un año y medio de regresar a la normalidad educativa, como profesores tenemos la opción de decidir desde qué lugar queremos reconstruir. La situación de crisis nos enseñó de la manera más dura que tenemos desigualdades profundas. Sin embargo, también ha demostrado la fuerza y potencia de la pedagogía como una disciplina.
A pesar de las circunstancias adversas que pueden generar desesperanza, tenemos la libertad de elegir nuestra posición. Este debe ser el nuevo enfoque de la educación del futuro.
Podemos optar por mantenernos en la idea de que todo no está bien o avanzar y centrarnos en el fortalecimiento de aprendizajes y condiciones para la enseñanza con los niños y jóvenes en su trayectoria escolar.
Es necesario que recordemos que la infancia es el periodo de vida de los grandes cambios que forman la identidad y no puede estar determinada solo por lo vivido durante los últimos tres años.
No debemos permitir las etiquetas como “los estudiantes online” o “los rezagados”, o peor aún “los afectados o descendidos”. Etiquetar puede tener un efecto muy adverso en el concepto de sí mismo, que repercuta en el desarrollo pleno del aprendizaje.
Ciertamente, la Agencia de la Calidad ha informado en sus reportes sobre el SIMCE 2022 un descenso importante en la competencia lectora, con una baja de 4 puntos en cuarto año básico y de 6 puntos en segundo medio. Sin embargo, estos resultados no son tan distintos con respecto a los del 2019.
Precisamente y en función de ello, es que el Ministerio de Educación ha diseñado un Plan de Reactivación Educativa, cuyo objetivo es superar el rezago lector de los estudiantes, invitando a entregarles los apoyos con las condiciones que tenemos, entendiendo que continuar con las etiquetas no es ninguna solución.
Ahora bien, no es posible saber si será o no la solución para resolver el rezago completamente, pero si es importante reconocer que vamos en la dirección correcta y que es nuestra responsabilidad como profesores apoyar a los tutores y tutorados en la ejecución efectiva y equitativa de las competencias de la lectura, pues leer no es solo una habilidad, sino una competencia esencial para la vida, para sostenerse en todo el proceso educativo, para interpretar el mundo, formarse como ciudadanos y no limitar las oportunidades de desarrollo.
Yirda Romero
Directora de Carrera de Pedagogía en Educación Diferencial UDLA Sede Viña del Mar
Leave a Reply