Por María de Wysocki, Vicepresidente sénior y directora de sostenibilidad de la Oficina Principal de Sostenibilidad en Cisco.
Entre la inteligencia artificial, la ciberseguridad y la sostenibilidad están los principales conceptos, riesgos y desafíos de cara a esta década. Sin embargo, uno de los más relevantes tiene que ver con la habitabilidad del planeta, ya que sin él, no hay nada.
Eurasia Group anticipó que el poderoso patrón climático de El Niño alcanzaría su punto máximo en la primera mitad de 2024, evidenciando fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor, sequías e inundaciones que causarían inseguridad alimentaria, estrés hídrico, enfermedades, problemas en la logística, entre otras consecuencias.
En ese marco se realizó la 28ª Conferencia de las Partes (COP28) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUC), el cual reunió a funcionarios gubernamentales y jefes de estado, líderes empresariales, jóvenes, científicos del clima, periodistas y varios expertos para debatir y acelerar los esfuerzos globales para adaptarse y mitigar los impactos del cambio climático.
Según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE) las capacidades renovables aumentaron casi un 50% en 2023, la tasa de crecimiento más rápida de las últimas dos décadas. Este es el vigésimo segundo año consecutivo en que las adiciones de capacidad renovable establecen un nuevo récord, aumentados por la capacidad en China, Europa, Estados Unidos y Brasil con máximos históricos. A nivel mundial, la energía solar fotovoltaica por sí sola representó tres cuartas partes de las adiciones de capacidad renovable en todo el mundo.
El cambio climático es la crisis de estos tiempos. Sin una colaboración público-privada y acciones concretas, veremos consecuencias cada vez más graves en nuestras vidas, negocios y economías. Por ende, el progreso que logremos en esta década será fundamental para las generaciones futuras. En ese sentido, desde Cisco reflexionamos en al menos cuatro tendencias que llegaron a la cima y deberían ser una prioridad.
Rendición de cuentas sobre la acción climática. En 2015, el Acuerdo de París mediado por la ONU estableció un tratado internacional sobre el cambio climático. Para limitar el calentamiento global a 1,5°C, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) deben alcanzar su punto máximo antes de 2025 a más tardar y disminuir un 43% para 2030. Los países y organizaciones de todo el mundo formularon planes y objetivos para lograrlo. En 2024 esto podría llegar a un punto crítico con la aparición de nuevos estándares industriales centrados en la contabilidad de las emisiones de GEI y la materialidad del impacto climático.
Los sistemas de energía mostrarán grietas. En los próximos tres años, los gobiernos de todo el mundo deben priorizar e incentivar redes inteligentes. Muchas ‘redes eléctricas’ tradicionales ya están al límite y los fenómenos meteorológicos seguirán añadiendo estrés. En Estados Unidos, por ejemplo, la Corporación de Confiabilidad Eléctrica de América del Norte advirtió que gran parte de la red eléctrica corre un mayor riesgo de fallar durante las grandes tormentas o las largas olas de frío este invierno. Al mismo tiempo, el crecimiento de las energías renovables exige una red más eficiente para permitir que se vuelvan más viables y evitar las pérdidas de conversión tan comunes en las redes actuales. Las microrredes ya han comenzado a mostrar su viabilidad, lo que puede comenzar a alentar más ideas para aprovecharlas.
El rol de la IA. Sabemos que las cargas de trabajo de la IA aumentan la demanda de electricidad y agua por sus enormes exigencias a la infraestructura del centro de datos. Pero los beneficios pueden compensar ese impacto. Como muchas otras áreas, los datos serán cruciales para abordar los desafíos de la sostenibilidad. Con la promesa de que la IA dará sentido a los datos y ofrecerá conocimientos cruciales, la sostenibilidad podría beneficiarse enormemente de su aplicación mediante la medición precisa y la necesidad de herramientas centralizadas y comunes.
El momento de Power over Ethernet (PoE). El acoplamiento de conectividad y suministro de energía en el mismo cable se adoptó por primera vez como estándar IEEE en 2003. Desde entonces, los casos de uso de PoE han sido variados, pero bastante específicos, ya que el método de conectividad eléctrica ampliamente preferido sigue siendo cableado de cobre. La necesidad de que los edificios se vuelvan más inteligentes nunca ha sido mayor. Las operaciones y la construcción de edificios representaron aproximadamente el 37% de las emisiones de CO2 a nivel mundial en 2021. PoE permitirá a los constructores, propietarios e inquilinos utilizar la red para suministrar energía y conectividad juntas, permitiendo un verdadero edificio inteligente.
Estamos en un momento crucial que requiere acciones audaces, estratégicas y colectivas. Hay que mitigar el cambio climático, salvaguardar la diversidad biológica, mejorar la seguridad alimentaria y crear comunidades más inclusivas y resilientes. Anticipar un aumento en los proyectos que aprovechan las capacidades de la naturaleza, como la forestación, la reforestación y la gestión sostenible de la tierra. De esta manera, se reducen los peores resultados del cambio climático, garantizando la oportunidad de construir un futuro inclusivo para todos.
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