Académico Tecnología Médica
Universidad Andrés Bello
Con la tercera década de la vida se inicia una serie de cuidados que debemos tener en consideración producto la posible aparición de enfermedades crónicas y degenerativas de inicio silencioso, que cada año que pasa, aumenta progresivamente con la edad. Esto se debe a que llegamos a la cúspide de nuestro desarrollo y comienza los cambios fisiológicos asociados al propio envejecimiento.
Enfermedades como la hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2 y las dislipidemias, que en su conjunto se conoce como síndrome metabólico, son producto de un lento deterioro del endotelio vascular, con la generación de inflamación imperceptible (inflamación de bajo grado). La detección precoz es fundamental para prevenir complicaciones mayores posteriores. Entre los requisitos recomendados se encuentra la medición de la presión arterial, el cálculo del índice de masa corporal (IMC), la medición de glucosa en ayunas, el perfil lipídico, la función hepática, la creatinina y el electrocardiograma.
En el caso de enfermedades cardiovasculares, la edad disminuye la elasticidad vascular aumentando la posibilidad de formación de placas de ateroma. Si la persona además lleva una vida sedentaria, dieta no balanceada, estrés y tabaquismo sus efectos comienzan a aparecer con los años. Se recomienda controlar la presión arterial, glicemia y colesterol.
Después de los 30 años se observan pequeños cambios en la sensibilidad a la insulina (hormona encargada de internalizar la glucosa dentro de la célula), la función tiroidea y la distribución corporal de grasa. Se recomienda la medición de glicemia, insulina y hormonas tiroideas.
La vida sexual activa con parejas múltiples aumenta la probabilidad de adquirir requisitos de transmisión sexual, donde se recomienda realizar la detección de VIH, Hepatitis B, Hepatitis C, sífilis y Virus papiloma humano.
Además, es fundamental el autoconocimiento de nuestro cuerpo realizando palpaciones de las mamas (principalmente las mujeres) por la aparición de “bultos” en la zona mamaria, y en los testículos por la aparición de algún tipo de dureza que deba ser estudiado.
Con la llegada de los cuarenta años, en el hombre, además, se suma la realización de Antígeno prostático específico y tacto rectal, que permiten evaluar la inflamación de la próstata y la liberación de sustancias de sus células que se asocian directamente con una mayor probabilidad de cáncer de próstata.
Es importante prevenir y estar informados, por estos motivos, en todos a que utilicen los beneficios que otorgan los convenios colectivos, las cajas de compensación y las aseguradoras de salud, a realizados sus exámenes preventivos.
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