Director Química y Farmacia
Universidad Andrés Bello, Concepción
Aunque originalmente fue diseñado para el tratamiento de la diabetes tipo 2, el uso de Ozempic o semaglutida y otros medicamentos similares para la pérdida de peso, ha adquirido popularidad, al punto de agotarse en farmacias, debido a que tanto su mecanismo de acción como algunos de sus efectos secundarios ocasionan una regulación del peso corporal.
Ozempic pertenece a un grupo de medicamentos clasificados como análogos de las incretinas (GLP-1). Las incretinas son hormonas de naturaleza peptídica que se secretan a nivel gastrointestinal por la estimulación de la alimentación. Tienen un tiempo de acción muy acotado y estimulan, entre otras cosas, la secreción de insulina luego de comer.
Este fármaco mimetiza la acción de las incretinas ayudando a regular la liberación de insulina y con ello el manejo de la diabetes tipo 2. Otros efectos que tienen estos medicamentos y que ayudan al manejo de la diabetes tipo 2 son: reducir la secreción de glucagón, una hormona que aumenta los niveles de glucosa en sangre, ayudando así a disminuir la producción de glucosa hepática, y retardar el vaciado gástrico, lo que significa que los alimentos permanecen más tiempo en el estómago, contribuyendo a una sensación de saciedad más prolongada. Este último efecto, además de la reducción del apetito en la mayoría de los pacientes, influye en una menor ingesta calórica y, como consecuencia, en la pérdida de peso de los pacientes.
Los primeros estudios clínicos demostraron que los pacientes que usan semaglutida y otros análogos del GLP-1 no solo logran un mejor control glucémico, sino también una pérdida de peso significativa. Esto ha llevado a que estos medicamentos sean prescritos off-label (fuera de indicación aprobada) para la pérdida de peso, especialmente en personas con obesidad que no tienen diabetes tipo 2. Recientemente, la semaglutida ha sido aprobada por la FDA en una formulación específica para la pérdida de peso bajo el nombre comercial de Wegovy. Esta aprobación se basa en los mismos mecanismos que benefician a los pacientes diabéticos, pero con un enfoque en el control del peso.
Su uso para la pérdida de peso, aunque puede ser beneficioso, también conlleva ciertos riesgos y efectos secundarios que deben ser considerados. Los más comunes son de tipo gastrointestinal como náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento y dolor abdominal. También podrían ocasionar episodios de hipoglucemia, principalmente en pacientes no diabéticos o en combinación con otro medicamento para el tratamiento de la diabetes.
Sin embargo, quizás los efectos adversos más graves descritos son pancreatitis, que se ha reportado como inflamación del páncreas en algunos pacientes, lo cual puede ser una condición grave y potencialmente mortal; problemas renales, ya que la deshidratación debido a vómitos y diarrea prolongados puede llevar a daño renal; y reacciones alérgicas, aunque en raras ocasiones, pueden ocurrir reacciones alérgicas severas.
El uso de semaglutida sin supervisión médica o con el objetivo exclusivo de pérdida de peso en personas sin indicaciones médicas adecuadas puede llevar a un uso incorrecto o abuso, aumentando el riesgo de efectos adversos. Es fundamental que cualquier persona que considere el uso de estos medicamentos lo haga bajo la supervisión de un profesional de la salud, quien podrá evaluar los beneficios y riesgos individuales, monitorizar los efectos secundarios y ajustar el tratamiento según sea necesario.
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