Académico e investigador
Facultad de Ingeniería
Universidad Andrés Bello
Los países se han ido comprometiendo cada vez más con el concepto de Economía Circular, particularmente aquellos más desarrollados donde se ha ido implementando un cambio cultural desde el gobierno y las instituciones productivas y de servicios. El trabajo desarrollado por instituciones como Naciones Unidas, nos permite hoy tener claridad sobre las limitaciones físicas de nuestro planeta para el tipo de desarrollo que estamos llevando a cabo.
En este sentido, se ha cuantificado la superficie necesaria para vivir en condiciones adecuadas para la comunidad, para acceder a beneficios mínimos sin sobrepasar algunos límites permitidos, se han desarrollado nuevos índices de desarrollo que contemplan, más allá del Ingreso per Cápita (que era nuestro índice tradicional) a otros indicadores como el acceso a la Educación, el acceso a la salud entre otros. Se ha podido comprobar que, en general todos, países ricos y pobres, estamos fuera de la zona aceptable para un desarrollo sostenible en el tiempo. Unos por la acción depredadora para acceder a los beneficios del entorno y otros por la imposibilidad de acceder a los beneficios por no contar los medios económicos necesarios. La cuantificación más determinante que se ha hecho, indica que, de continuar con este desarrollo tan dependiente de los recursos naturales, al año 2050 necesitaríamos del orden de 3 planetas para seguir subsistiendo.
Todo esto requiere de una racionalización de nuestras acciones y en lo cual la Ingeniería podría cumplir un rol muy importante. En el caso de Chile aun nos falta muchísimo. Recién se está creando conciencia desde las universidades e instituciones de enseñanza superior que han tenido un rol protagónico al respecto, implementando cursos de enseñanza, incrementando el desarrollo de programas en el área y el de seminarios y eventos de discusión que nos permiten entregar los conceptos más importantes al máximo de público interesado. Precisamente por estos días, como Universidad Andrés Bello tendremos expertos de distintas partes del mundo reflexionando al respecto en nuestra sede Concepción en el “International Seminar on Circular Economy (ISCE2023)”.
A nuestro entender, el principal cambio que se requiere para consolidar la Economía Circular es de orden cultural. Ello implica poner a disposición de la comunidad, a través de vías formales e informales, el conocimiento de estos nuevos paradigmas. Hoy ya hay personal que se ha ido formando en el tema. En nuestra universidad los alumnos de ingeniería de los últimos cursos deben adquirir el conocimiento de los parámetros que permiten medir el estado y compromiso de la comunidad (comuna, región, país, etc.) en estos principios, y propender a extender la enseñanza y comprensión más allá de las propias universidades.
El tema del reciclaje, por ejemplo, es probablemente unos de los conceptos primarios para resolver el problema de los residuos, sin embargo, a futuro, el reciclaje debiera estar inserto en los propios procesos de producción de tal manera que los sistemas operen como opera la naturaleza, en que todo se reabsorbe y no hay generación de residuos. Esta situación ha llevado a afirmar drásticamente que las alteraciones en nuestro desarrollo han sido producidas por nosotros mismos al preocuparnos sólo del producto final a producir y no de los efectos generados en el entorno.
En fin, así como ocurrió en algún momento con la cuestión ambiental, la Economía Circular es un nuevo protocolo que ha llegado para quedarse en nuestra sociedad y hoy todas las instituciones están interesadas en implementarla, de forma o de fondo, para contribuir de alguna manera a minimizar los grandes impactos de nuestro desarrollo futuro, en que, producto de las avances de la medicina, la vida media de nuestra población ha ido claramente aumentando y podemos encontrarnos, a corto andar, con restricciones muy fuertes de espacios de cultivos, disponibilidad de agua y, por qué no decirlo, también de disponibilidad de aire para respirar adecuadamente. Somos nosotros los seres humanos, capaces de transformar el mundo, los propios responsables de nuestro destino, y si no nos detenemos a reflexionar por un momento lo que ello significa, podríamos alejarnos definitivamente de dar solución global a nuestro futuro vivir.
Queremos que el encuentro que realizaremos los días 13, 14 y 15 de noviembre próximos sea también un motivo de reflexión para avanzar, junto con las industrias e instituciones en general, regionales, nacionales e internacionales, en dar nuestro aporte a las soluciones requeridas. Y esperamos que este sea un pequeño grano de arena a los futuros aportes que sigamos haciendo.
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