– El estudio elaborado junto a la PUC analiza 6 dimensiones; en 3 de ellas la comuna de Antofagasta registra un nivel medio – alto, y en otras 3 un nivel medio – bajo.
– El ICVU mide la situación de todas las comunas del país que tienen al menos 50.000 habitantes, basándose en seis dimensiones.
Tras casi 15 años de trabajo continuo, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) y el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica (PUC) actualizaron el Índice de Calidad de Vida Urbana, ICVU, una herramienta clave para entender las diferencias en las condiciones de vida que existen entre las distintas comunas del país.
El estudio se enfoca en 99 comunas con más de 50 mil habitantes, incluyendo tanto ciudades intermedias -de menos de 250 mil personas- como grandes áreas metropolitanas y comunas de la Región Metropolitana.
Esta nueva versión del ICVU considera 36 variables agrupadas en seis dimensiones: Conectividad y movilidad; Vivienda y entorno; Salud y medioambiente; en las cuales la comuna de Antofagasta aparece con un nivel Medio – Bajo. Mientras que obtuvo un nivel Medio – Alto en las dimensiones Condiciones laborales; Ambiente de negocios; y Condiciones socioculturales.
Para el presidente de la CChC Antofagasta, Jorge Maturana, el ICVU 2024 “es consecuente con las brechas que tenemos actualmente en la capital regional en materia de vivienda y entorno, ante el déficit habitacional y la falta de espacio público de calidad; de salud y medioambiente, por las condiciones ambientales y de conectividad y movilidad, por un sistema de transporte deficiente”.
Asimismo, el directivo señaló que las variables en las que la ciudad obtuvo un nivel Medio – Alto están ligadas a la actividad económica y laboral incidida principalmente por la actividad minera, lo que podría interpretarse como algo positivo, pero con claras oportunidades de mejora considerando el potencial que existe en atracción de nuevas inversiones con empresas nacionales y extranjeras, y la generación de empleo con mano de obra regional.
En tanto Nicolás León, Gerente de Estudios y Políticas Públicas de la CChC señala que “en este ICVU se hizo un trabajo importante de revisión de variables, actualizando el 80% de estas de las versiones anteriores, lo que nos permite acercarnos a un concepto más actual de calidad de vida urbana, el cual ha experimentado trasformaciones significativas desde su primera versión en el año 2011, especialmente después de la pandemia que nos llevó a adoptar nuevas formas de vida”.
Por su parte, Arturo Orellana, Director del Instituto de Estudio Urbano de la PUC y del Proyecto ICVU, explica “ante esta nueva generación de variables se pudo visualizar que en 5 de las 6 dimensiones analizadas -a excepción de Vivienda y entorno-, más de la mitad de las comunas analizadas tienen media baja y baja calidad de vida, lo cual nos habla de que en la actualidad existen importantes requerimientos en la provisión de bienes y servicios públicos y privados que deben ser abordados por municipios y otros actores”.
Adicionalmente, también señala “que los resultados obtenidos por dimensión dan cuenta de dinámicas diferenciadas entre diferentes tipos de comunas, lo cual abiertamente es una invitación a los tomadores de decisión a analizar las brechas existentes y enfocar sus acciones tomando en consideración las particularidades que tiene una ciudad intermedia, una comuna como parte de un área metropolitana y la singularidad que ofrece la Región Metropolitana”.
RESULTADOS POR DIMENSIÓN
Conectividad y movilidad: Esta dimensión mide cuán fácil y accesible es el desplazamiento diario en la ciudad. Aquí, el 63% de las comunas se ubican en niveles medio bajo o bajo. Las más afectadas son ciudades intermedias como Linares, Ovalle, Molina, San Carlos y San Javier.
Vivienda y entorno: Evalúa las condiciones físicas y sociales del entorno donde viven las personas. En este caso, un 46% de las comunas está en niveles medio bajo o bajo. Algunas con mayores carencias son Estación Central, La Cisterna, San Miguel, Independencia y Quinta Normal, todas en la Región Metropolitana.
Condiciones laborales: Esta dimensión considera la calidad y estabilidad del empleo. Un 53% de las comunas analizadas presentan niveles medio bajo o bajo. Entre las más afectadas están Cerro Navia, La Pintana, Lo Prado y La Granja en la Región Metropolitana, además de Tomé en la región del Biobío.
Ambiente de negocios: Mide el dinamismo económico y las condiciones para emprender o hacer crecer un negocio. El 59% de las comunas están en niveles medio bajo o bajo. Presentan mayores desafíos comunas como San Ramón, Cerro Navia, El Bosque y Lo Espejo en la RM, y también Hualpén.
Salud y medioambiente: Evalúa el acceso a servicios de salud y la calidad del entorno ambiental. El 64% de las comunas está en niveles medio bajo o bajo. Se ven especialmente afectadas Tomé, Chillán Viejo, Los Ángeles, San Carlos y Angol.
Condiciones socioculturales: Mide el acceso a oportunidades, bienestar y cohesión social. En esta dimensión, el 63% de las comunas está también en niveles medio bajo o bajo. Se destacan con más dificultades ciudades intermedias como Molina, Curicó y San Fernando, Alto Hospicio, y La Pintana en la Región Metropolitana.
OPORTUNIDADES
Ante estos resultados, Maturana afirma que “el ICVU es un buen insumo del que las autoridades pueden hacer uso ya que tiene por objetivo comprender las brechas en la calidad de vida urbana en las distintas ciudades del país y de esta forma, aportar al diseño de políticas públicas y a la focalización de recursos destinados a mejorar las condiciones de vida de los habitantes de las ciudades analizadas”.
Dado este escenario, el ICVU 2024 entrega algunas aproximaciones de acciones públicas-privadas para cada una de las dimensiones de este estudio, según las variables que presentan mayores brechas en la calidad de vida urbana de las comunas.
De esta manera, el Gerente de Estudios y Políticas de la CChC, Nicolás León, destaca acciones por parte de los municipios como son generar incentivos al uso compartido del transporte; implementar estrategias de salud comunitaria preventiva; impulsar programas de formación en liderazgo y gestión comunitaria; entre otras acciones. Paralelo a esto, se destacan las posibles acciones de otros actores, como son promover tarifas diferenciadas por comuna o tramo socioeconómico por parte de Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones; financiar centros de especialidades y telemedicina por parte del Ministerio de Salud; apoyar proyectos de cohesión social y centros comunitarios por parte de los Gobiernos Regionales; además de otras acciones que involucran a actores como el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, la Subsecretaria de Prevención del Delito, Servicio Nacional de Capacitación y Empleo, sector privado, y otros.
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