Es esencial preguntarnos: ¿por qué ocurre esto? ¿es realmente este el objetivo de las fiestas de fin de año? Nos hemos dejado llevar por la presión de dar regalos perfectos y realizar eventos sociales espectaculares, olvidando el verdadero significado de la Navidad y el Fin de Año. La búsqueda de la perfección nos aleja de lo que realmente importa: pausar y disfrutar del tiempo en familia.
A medida que nos preocupamos más por cumplir con expectativas externas, nos distanciamos de la esencia de estas celebraciones. Las fiestas deberían ser momentos propicios para compartir, dialogar y construir experiencias significativas, especialmente con nuestros hijos. Recordemos que el verdadero valor reside en los gestos sencillos de cariño y cuidado por el otro.
Tal vez sea hora de considerar la idea de “Menos es Más” para el próximo año. Adoptar la sencillez puede ayudarnos a recuperar la paz y la conexión que estas celebraciones prometen. Este cambio de enfoque permitirá que nuestras fiestas se alejen del estrés y el consumismo, buscando un significado más auténtico.
Imaginemos un fin de año en el que priorizamos estar presentes en lugar de ocupados. Cada miembro de la familia puede contribuir de forma significativa, ya sea cocinando, decorando o simplemente disfrutando de la compañía del otro, en lugar de estar absorbidos por dispositivos o listas de compras. Esto no significa renunciar a lo especial; más bien, se trata de encontrar belleza en lo cotidiano. Podríamos valorar gestos como cartas hechas a mano o conversaciones sinceras, que reafirman la conexión familiar.
Además, es esencial educar a nuestros hijos sobre la importancia de vivir con intención durante estas festividades. En lugar de dejarse atraer por el consumismo, pueden aprender que compartir experiencias es lo que realmente crea recuerdos duraderos. Reflexionar sobre el legado que queremos dejar es crucial: ¿preferimos que recuerden un tiempo de estrés, o uno lleno de amor y conexión?
Finalmente, la alegría y la conexión no deberían ser un lujo, sino parte de nuestra normativa familiar. Podríamos establecer nuevas tradiciones que promuevan este enfoque, como un día dedicado a la gratitud donde cada miembro de la familia comparta sus motivos de agradecimiento.
En resumen, al volver a lo simple, al calor de la conexión humana, podemos redescubrir el verdadero espíritu de las fiestas de fin de año, transformando el estrés en bienestar y cultivando relaciones más profundas y significativas.
Paulina Spaudo, psicóloga
Facultad de Psicología y Humanidades
Universidad San Sebastián
La instancia presidida por el Gobernador de La Araucanía cerró la gestión anual con la…
El equipo, presentado por primera vez en la región, apunta a mejorar los procesos de…
La llamada “Operación Dirigentes” permitió desarticular una red integrada por seis familiares que operaba en…
En una emotiva ceremonia realizada en el Auditorio del Instituto de Medio Ambiente de la…
Las autoridades regionales del Ministerio del Deporte y del Instituto Nacional de Deportes han calificado…
Por Agustina Davis Komlos, académica de Derecho U. Andrés Bello.La reciente adquisición por parte de…