Doctora en Gerontología Social, U.Central
El día internacional de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, que se celebra cada 15 de junio, tiene como objetivo concienciar y denunciar el maltrato, abuso y sufrimientos a los cuales son sometidas muchas personas mayores en distintas partes del mundo. Es una efeméride que invita a la sociedad a respetar y hacer valer los derechos que tienen todas las personas mayores a gozar de una vida de calidad, donde el abuso, el maltrato y el abandono no sean permitidos ni aceptados.
La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores define el maltrato como todo acto u omisión contra una persona mayor, que ocurra de manera única o repetida y produzca daño a la integridad física, psíquica, moral o que vulnere el goce de los derechos humanos y libertades fundamentales, independientemente de que esta situación se produzca en el marco de una relación de confianza (OEA, 2015).
La imagen generalizada que se tiene de las personas mayores como personas deprimidas, frágiles y débiles genera hacia ellos un trato paternalista que anula su autonomía al asumir otras personas su cuidado, la vigilancia y deciden por ellas. Una forma de maltrato que pasa desapercibida es el uso del lenguaje condescendiente e infantilizado o “Elder speak” al dirigirse hacia las personas mayores, implica el desplazamiento del lenguaje infantil “apropiado” a un niño a uno “inapropiado” hacia un adulto.
Ejemplos habituales de comportamientos infantilizados son el uso de términos cariñosos inapropiados como decirles “cariño” al dirigirse a ellos, uso de diminutivos en los nombres, comentar en público asuntos personales de la persona, utilizar materiales infantiles para realizar actividades de ocio y la sustitución de pronombres colectivos: nosotros en lugar de usted.
La mayoría de los aspectos del lenguaje utilizado con las personas mayores disminuyen la comprensión; generan confusión cuando se exagera una palabra; dificulta entender una declaración que suena como una pregunta; hablar demasiado despacio afecta la capacidad de una persona mayor para concentrarse en el punto principal y retener la información.
El lenguaje infantilizado implica que una persona mayor no es competente y que se está produciendo una falta de comunicación por su culpa afectando su evaluación de sus habilidades, refuerza los estereotipos negativos sobre el envejecimiento, disminuye su autoestima, pero también implica una falta de profesionalidad, falta de respeto y la incapacidad de comunicarse correctamente con las personas mayores.
Las palabras son el modo en que las personas se construyen e intervienen en lo que son y en el mundo que habitan, el lenguaje tiene una influencia determinante en conductas y creencias sociales, importa en la medida que éste marca el límite entre el buen y el mal trato que se dispensa a las personas mayores. Este 15 de junio conversemos para reconocer las señales de maltrato reduciendo los riesgos que éste implica y construyamos una cultura de respeto y seguridad para las personas mayores.
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