Desde el gremio manifestaron que, al igual que lo que ocurre con el robo de salmón, en la región del Biobío, este es un lucrativo negocio para bandas que han sofisticado el modo en que operan y que, en temporadas de captura, asaltan a diario tanto a embarcaciones como a zonas de descargas y camiones transportistas, poniendo en riesgo a tripulaciones y conductores.
El nivel de violencia y coordinación observado incluso permitiría advertir que se podría tratar de piratería.
Para las empresas productoras de jurel que operan en la región del Biobío, el robo de materia prima es un delito que se transformó en una actividad sistemática, articulada y cada vez más violenta. Desde Pescadores Industriales del Biobío señalaron que el fenómeno ha escalado hasta convertirse en una amenaza constante para la seguridad de las tripulaciones y transportistas, afectando además a los consumidores que adquieren pescado robado en ferias libres sin contar con una trazabilidad adecuada, constituyendo riesgos para la salud.
Según indicaron, actualmente hay 18 personas en prisión preventiva -3 detenidos solo esta semana- por sustracción de jurel desde embarcaciones, zonas de descargas y camiones transportistas, todos con antecedentes penales. Y si bien en el Código Penal no existe la tipificación del delito de sustracción de pescado, están siendo investigados por robo con intimidación, robo con fuerza en lugar no habitado o en bien de uso público, hurto e ilícitos asociados.
“Para nosotros es muy importante combatir esto desde la lógica de que existe una estructura criminal detrás. Sostenemos que se trata de grupos organizados y que realizan esta actividad delictual permanentemente en el tiempo, con jerarquía, recursos y que nos permite estar, en definitiva, en frente de una asociación ilícita”, declaró Francisco García, abogado de Pescadores Industriales del Biobío.
Para el abogado, es relevante que la institucionalidad se haga cargo del desafío de investigar el hilo conductor detrás de estos hechos, puesto que los delitos ocurridos principalmente en las comunas de Coronel, Lota y Talcahuano conllevan, además, una coordinación para desembarcar la materia prima robada, transportarla y comercializarla, ya sea en ferias libres o de otras maneras, sin contar con las fiscalizaciones correspondientes, perdiendo la cadena de frío y poniendo en riesgo la salud de las personas.
“Existe un desafío, tanto para el Ministerio Público, para las policías y para la Gobernación Marítima, como también para el Servicio de Impuestos Internos y el Servicio de Salud, de atacar este problema desde distintos puntos de vista, en las distintas esferas que le corresponde a cada uno. Estamos confiados que se puede enfrentar este tipo de delitos, que se pueden resolver y que las personas que sean detenidas puedan enfrentar la justicia”, agregó.
Delitos diarios
Según comentaron desde el gremio, el robo de jurel ha tenido un aumento exponencial en los últimos años, situando a Coronel como la comuna más afectada, perjudicando al 80% de las recaladas que se realizan en dicha localidad. Es decir, 8 de cada 10 barcos pesqueros que llegan a la zona se ven enfrentados a violentos asaltos, poniendo en riesgo la integridad de sus tripulantes. El nivel de violencia y coordinación observado incluso permitiría advertir que se podría tratar de piratería.
Añadieron que los denominados “gatos”, cometen este tipo de delitos prácticamente todos los días en temporadas de captura, afectando la economía regional, el orden público y la sostenibilidad de la principal pesquería del país.
Por ello, los Pescadores Industriales del Biobío buscan que se replique la acción coordinada público privada que actualmente se impulsa para abordar el robo de salmón, donde se han implementado estrategias robustas para fiscalizar y perseguir estos delitos, fortaleciendo la investigación criminal, desactivando la comercialización ilegal y cerrando espacios en donde actualmente operan estas bandas organizadas.
Leave a Reply