Ley Duque, convivencia y derechos: el equilibrio pendiente entre humanos y mascotas

imagePor Carmen Lamilla Almuna, directora de la carrera de Trabajo Social UNAB.

El desafío de encontrar un equilibrio en nuestra convivencia social sigue siendo una tarea pendiente que nos toca a todos. En este camino, la relación entre humanos y mascotas se presenta como un aspecto fundamental, que nos invita a mirar con mayor cuidado y empatía cómo integramos a estos compañeros en nuestras familias, trabajos y comunidades.

En Chile, más de diez millones de mascotas, principalmente perros y gatos, nos acompañan y forman parte de nuestras vidas. La posible aprobación de la “Ley Duque”, que propone un día libre con sueldo para quienes atraviesan el duelo por la pérdida de una mascota, representa un reconocimiento profundo y necesario del vínculo emocional que existe entre humanos y animales. Esta iniciativa también va en línea con experiencias internacionales, como en Estados Unidos y Japón, donde ya se valoran estos lazos en el ámbito laboral y social.

Este avance abre un espacio para que nuestras familias sean vistas desde una mirada más amplia, donde las mascotas son miembros activos y queridos. Algunas empresas en Chile y en el mundo están empezando a permitir que sus trabajadores lleven a sus mascotas al trabajo, o reciben beneficios pensados en este vínculo, como servicios especializados en hoteles, guarderías y veterinarias. Cuidar responsablemente a una mascota significa asumir una red de afectos, obligaciones y cuidados que debe ser valorada.

La compañía de las mascotas aporta mucho más que alegría. Numerosos estudios en Europa y Norteamérica muestran que su presencia contribuye a disminuir la ansiedad, mejora nuestra salud mental y fortalece los vínculos entre personas. Además, favorece hábitos más saludables, motiva la actividad física y crea espacios de encuentro social, algo especialmente valioso para quienes vivimos en ciudades o trabajamos en oficinas.

Sin embargo, convivir de manera armoniosa requiere también respeto por todos. Hay personas que enfrentan miedos o fobias específicas a ciertos animales, lo que hace necesaria la creación de normas y espacios que consideren estas diferencias. Ciudades como Ámsterdam y Portland han encontrado caminos para equilibrar estos derechos, regulando el acceso de mascotas a ciertos lugares para proteger la seguridad y bienestar colectivo.

La propuesta de un día libre para acompañar el duelo por una mascota puede parecer pequeño, pero simboliza un cambio social profundo. Reconocer este derecho no solo apoya la salud emocional de las personas, sino que también beneficia su bienestar y productividad, colocando a las mascotas en un lugar importante dentro de la vida cotidiana.

Aprender a convivir en una sociedad multiespecie nos exige sensibilidad y diálogo, sin caer en extremos ni ignorar otras realidades. Es necesario construir políticas públicas que promuevan el respeto mutuo y que estén fundamentadas en evidencia y experiencias que ya han sido exitosas en otras partes del mundo.

En conclusión, encontrar el equilibrio justo en la convivencia entre humanos y mascotas es un reto que refleja cómo la sociedad se transforma y se enriquece. Este camino es clave para construir comunidades más inclusivas, empáticas y sostenibles, donde la complejidad de nuestras relaciones sociales se abra paso con respeto y cuidado para todos los seres que compartimos el mundo.

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