En Chile la tasa de donación es de apenas 10 por cada millón de habitantes, muy por debajo de países líderes en trasplantes. Frente a esta realidad, el llamado es a comprender la donación como un acto de solidaridad y compromiso con la dignidad humana.
Al margen de la conmemoración del Día Nacional del Donante de Órganos y Tejidos, que se celebra cada 27 de septiembre, Chile enfrenta un desafío crucial: sostener y aumentar la donación de órganos. Aunque en 2024 el país alcanzó un récord histórico de 675 trasplantes, la tasa de donantes sigue siendo baja, con solo 10 por cada millón de habitantes, muy por debajo de los países líderes como España, que supera los 45.
La brecha es preocupante. Más de 2.200 pacientes permanecen en lista de espera, principalmente para riñón, hígado, pulmón y corazón. Para muchos de ellos, acceder a un trasplante significa la diferencia entre la vida y la muerte.
En 2024, Chile alcanzó un récord histórico con 675 trasplantes, gracias a una mejor organización del sistema nacional, la capacitación de más equipos médicos, el uso de nuevas tecnologías y una mayor conciencia social.
Erik Álvarez, Vicedecano de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), explica que “este progreso se explica por el aumento de donantes efectivos, la gestión más eficiente de la red de trasplantes, el fortalecimiento de la infraestructura hospitalaria y el trabajo especializado de los equipos quirúrgicos”.
Por otro lado, el académico advierte que los procedimientos aún se concentran en las grandes ciudades, lo que dificulta el acceso de pacientes de regiones más alejadas. “Necesitamos fortalecer la coordinación nacional, capacitar más equipos de salud y garantizar infraestructura y recursos humanos adecuados. También es fundamental mantener campañas educativas que reduzcan la negativa familiar y promuevan la conciencia social desde edades tempranas”.
Desde la mirada ética y católica, el Papa Francisco ha destacado en diversas ocasiones que “donar órganos es un acto de amor que refleja la fraternidad y la solidaridad entre los hombres”, subrayando que cuidar la vida de otros es un deber ético y moral.
De acuerdo al Vicedecano Álvarez, “la Iglesia Católica ha respaldado la donación de órganos como un verdadero acto de amor y solidaridad, definiéndola como un gesto ‘noble y meritorio’. El Papa Benedicto XVI la describió como un testimonio de caridad. La visión de los pontífices resalta que donar órganos es una manera concreta de cuidar la dignidad humana y dar vida más allá de la propia muerte”.
El contraste entre el récord de trasplantes y la baja tasa de donación refuerza el llamado a fortalecer la confianza en el sistema, educar desde la infancia y comprender la donación como un acto libre, altruista y profundamente humano, que coloca la vida y la dignidad de las personas en el centro.
Sobre la donación de órganos en Chile
De acuerdo con el Instituto de Salud Pública del Ministerio de Salud (MINSAL), el trasplante es un tratamiento médico que se realiza cuando existe una falla irreversible de un órgano y se han agotado todas las otras alternativas de tratamiento. Consiste en extraer el órgano que falla y reemplazarlo por uno sano proveniente de un donante. Los órganos que más se trasplantan en Chile son el corazón, pulmón, hígado, páncreas y riñones.
La ley chilena establece que toda persona mayor de 18 años es considerada donante al momento de fallecer, salvo que haya dejado constancia expresa de no querer serlo. En el caso de menores de 18 años, la decisión recae en los padres o representante legal. Los donantes pueden ser personas de cualquier edad, que fallecen habitualmente por daño cerebral (como accidente cerebrovascular o traumatismo encefalocraneano), que mantienen en buen estado sus otros órganos y que no presenten enfermedades transmisibles, como infecciones graves o cáncer activo.
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