Un sondeo del Instituto UNAB de Políticas Públicas revela que los chilenos que se identifican con el centro valoran los consensos y rechazan los extremos, pero muestran tensiones en asuntos como la pena de muerte, el aborto y el rol del Estado en la economía.
En un escenario político marcado por la polarización y el descrédito hacia los partidos tradicionales, el centro político en Chile aparece como un espacio de moderación, acuerdos y pragmatismo. Así lo revela un sondeo del Instituto UNAB de Políticas Públicas (IPP UNAB), que indagó en cómo se definen, qué priorizan y cuáles son las tensiones de quienes se reconocen como “de centro”.
El estudio muestra que los ciudadanos que se ubican en este espacio valoran la búsqueda de consensos como una característica esencial. Para el 57% de los encuestados, ser de centro significa, ante todo, estar dispuesto a dialogar y alcanzar acuerdos, mientras que un 42% lo asocia al rechazo de los extremos ideológicos. Este énfasis en la moderación refleja una identidad política más ligada a la práctica y al pragmatismo que a una doctrina rígida.
“En tiempos de fragmentación y polarización, el centro aparece como un espacio que intenta balancear convicciones con sentido práctico. Su búsqueda de acuerdos es tanto una necesidad política como un reflejo del ánimo ciudadano”, explica Gonzalo Valdés, investigador del IPP UNAB.
Tensiones en seguridad y temas valóricos
Aunque se identifica como un sector moderado, el centro político no está exento de tensiones. El sondeo revela que, en materia de seguridad, seis de cada diez encuestados (61%) se declara a favor de reponer la pena de muerte para delitos graves, a pesar de que Chile la abolió en 2001. Esta postura muestra la presión social que genera la percepción de inseguridad y plantea un dilema entre la tradición democrática de respeto a los derechos humanos y la demanda ciudadana de sanciones más severas.
Otro punto de fricción surge en torno al aborto. Mientras un 58% de quienes se identifican con el centro apoya mantener la actual legislación de aborto en tres causales, un 31% estaría dispuesto a ampliar la norma hacia un aborto libre. La división interna refleja cómo los debates valóricos atraviesan al electorado moderado, obligando a los liderazgos políticos a responder con propuestas claras y matizadas.
Economía y rol del Estado
El estudio también indagó en la visión económica de quienes se consideran de centro. Una mayoría significativa (67%) respalda un Estado activo que regule y apoye la economía, especialmente en áreas como salud, educación y vivienda. Sin embargo, al mismo tiempo, un 45% enfatiza la importancia de la iniciativa privada como motor de crecimiento, lo que confirma la inclinación hacia posturas híbridas y pragmáticas.
“Lo que observamos es que el centro no se define por un dogma ideológico, sino por un sentido práctico. Están dispuestos a respaldar más Estado cuando se trata de derechos sociales, pero también valoran la innovación y el dinamismo que aporta el mercado”, agrega Valdés.
Un espacio electoral clave
El sondeo revela que uno de cada tres encuestados (34%) se identifica con el centro político, mientras que la izquierda concentra un 29% y la derecha un 28%. Esta distribución confirma que, más allá de las coyunturas, el centro sigue siendo un espacio gravitante en la política chilena.
Para Sandra Bravo, investigadora del IPP UNAB, este hallazgo plantea un desafío tanto para partidos como para candidaturas presidenciales: “El centro político en Chile no es un espacio vacío ni una zona difusa, sino un electorado con valores claros y, al mismo tiempo, con tensiones que requieren respuestas programáticas sofisticadas. Ignorar al centro sería un error estratégico en cualquier proyecto político que aspire a gobernar”.
Centro político y cultura democrática
Más allá de las cifras, el sondeo subraya que quienes se identifican como de centro valoran la democracia representativa y la resolución pacífica de los conflictos. Para el 62%, la política debe ser capaz de “construir puentes” y evitar la lógica de la confrontación permanente. Este énfasis conecta con una tradición histórica de acuerdos en Chile, pero también plantea la pregunta sobre cómo lograr consensos efectivos en un contexto de desconfianza hacia las instituciones.
El desafío, concluye el informe, es que el centro político logre traducirse en propuestas concretas que respondan a las urgencias ciudadanas sin diluirse en indefiniciones. “El centro no es simplemente un punto intermedio, sino un espacio dinámico que busca equilibrio entre convicciones y realismo”, resume Bravo.
En tiempos de campañas presidenciales y promesas programáticas, la voz del centro político recuerda que buena parte de la ciudadanía espera acuerdos, soluciones prácticas y políticas públicas que respondan a los problemas del día a día, sin caer en extremos ni en discursos que dividen más que unen.
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