Chile superó a Australia y Canadá: digitalización y talento femenino reescriben la minería

imageCon un 23,1% de participación femenina en su fuerza laboral y más de 7.000 estudiantes en formación minera, Chile consolidó un liderazgo mundial impulsado por la digitalización y la transformación cultural del sector.

La presencia femenina en la minería chilena dejó de ser una rareza para convertirse en un factor estratégico. Con 12.280 mujeres insertas en la industria, la digitalización y la automatización se posicionaron como habilitadores clave para abrir espacios, reducir brechas y transformar la cultura laboral.

En paralelo, las universidades y centros de formación técnica mostraron un cambio sin precedentes: la matrícula femenina en programas relacionados con minería pasó de 3.500 estudiantes en 2022 a más de 7.000 en 2024. Este salto confirmó el interés de las nuevas generaciones por un sector históricamente masculino y hoy en proceso de reconversión tecnológica.

“El gran desafío ya no estuvo en abrir la puerta de ingreso, sino en asegurar que esas trayectorias se consolidaran en carreras estables y con proyección. Eso exigió infraestructura inclusiva, políticas de conciliación laboral y programas de mentoría permanentes”, señaló Cristian Molina, Gerente de Operaciones de Tres60.

La digitalización también permitió redefinir roles. Tareas que antes demandaban esfuerzo físico pasaron a apoyarse en tecnologías de monitoreo remoto, sistemas autónomos y plataformas de análisis de datos. Esto no solo redujo las brechas de género en terreno, sino que también abrió espacios en áreas estratégicas como ciberseguridad, planificación digital y gestión de innovación.

“Cuando hablamos de inclusión, no se trató únicamente de sumar mujeres a la operación, sino de que ellas participaran en la toma de decisiones, en el diseño de procesos y en el desarrollo tecnológico. La minería digital abrió esas oportunidades”, agregó Marcelo Santander, Gerente de Tecnología de Tres60.

Tres60, con más de 30 años de experiencia como integrador tecnológico en la industria minera, acompañó a las compañías en este proceso de transformación digital. Su trabajo combinó automatización, comunicaciones industriales y soluciones de tecnologías operacionales, habilitando un entorno más seguro, eficiente e inclusivo donde las mujeres encontraron mayores oportunidades de desarrollo.

El sector, no obstante, enfrentó un reto pendiente: evitar que este impulso inicial se diluyera en el tiempo. Sin programas de acompañamiento, mentoría y capacitación continua, muchas trabajadoras corrieron el riesgo de quedar atrapadas en cargos de entrada, sin acceso a posiciones de liderazgo o estratégicas.

“La inclusión femenina fue un factor de competitividad para la minería chilena. No hablamos de una política de equidad aislada, sino de una ventaja para enfrentar los desafíos de productividad, innovación y sostenibilidad que definieron la industria del futuro”, concluyó Santander.

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