Aunque todavía no se han determinado la misma cantidad de sustancias que en el cigarrillo, el odontólogo explica que el aerosol que emanan los vaporizadores podría causar las mismas complicaciones que el humo del tabaco.
Este martes 20 de mayo entra en vigor en Chile la ley que regula el uso, venta, publicidad y etiquetado de cigarrillos electrónicos y vapeadores, equiparándolos al tabaco tradicional. La normativa establece, entre otras cosas, que estos productos no pueden ser vendidos a menores de edad ni utilizados en espacios públicos cerrados, abordando una laguna legal que hasta ahora permite su libre acceso y consumo.
La entrada en vigor de esta ley marca un hito importante en la discusión sobre los riesgos de estos dispositivos, que han ganado popularidad especialmente entre jóvenes, al ser percibidos como una alternativa menos perjudicial. Pero ¿qué tan cierto es esto?
El Dr. Jorge Flores , académico de la Escuela de Odontología UNAB, explica que, aunque todavía no se ha identificado la misma cantidad de sustancias tóxicas que en el cigarrillo, el aerosol que emanan estos vaporizadores podría causar las mismas – o peores –complicaciones que el humo del tabaco.
Lo primero: No es vapor
Se han descrito más de 4000 sustancias presentes en el cigarrillo, en paralelo, se han determinado hasta el momento 31 sustancias presentes en los vaporizadores, de las cuales, las 3 principales corresponden a la nicotina, propileglicol y glicerina . “Estas sustancias generan efectos negativos, como resequedad bucal, sensación de quemazón, mal aliento y alteraciones del gusto”, indica el odontólogo.
Flores explica que “estos líquidos son calentados a través de una batería, pero que no genera vapor, por el contrario, lo que finalmente se genera es un aerosol , muy similar al producido por la combustión del cigarrillo”.
Además, añade el académico que algunos estudios recientes han revelado que el uso de cigarrillos electrónicos se asocia a mal aliento, caries, periodontitis, inflamación de encías y mayor presencia de hongos como la Candida albicans. “También se ha observado un aumento en los marcadores inflamatorios en las encías, similar a los que genera el cigarro convencional”.
¿Son menos dañinos?
La evidencia sugiere que vapear no está exento de consecuencias. “ Al comparar a usuarios de vaporizadores con no fumadores, se observa mayor pérdida de inserción clínica, aumento del sangrado al sondaje y niveles elevados de citoquinas proinflamatorias ”, comenta el Dr. Flores. “Y si bien algunos estudios muestran que el cigarrillo tradicional daña más que el electrónico, ninguno concluye que vapear sea inocuo ”.
El docente cuenta que, en 14 de 21 estudios analizados, los vapeadores presentaron peor salud periodontal que los no fumadores. “En comparación con los fumadores de cigarro convencional, algunos estudios mostraron menor impacto, pero la diferencia no es sustancial como para considerarlo “más sano””, enfatiza Flores.
Uno de los principales factores de riesgo es la nicotina, presente en la mayoría de los dispositivos. “ Esta sustancia es adictiva y afecta la cicatrización, disminuye la irrigación sanguínea y altera la respuesta inmune de los tejidos orales ”.
Además, según el especialista, al no existir un control claro sobre la cantidad diaria de inhalaciones (a diferencia del contenido de cigarrillos fumados), las personas pueden estar expuestas a dosis mayores sin saberlo. “Un vapeador puede usar su dispositivo muchas veces al día sin un control real de cuánto está inhalando”, advierte.
También hay otros riesgos: se han documentado casos de explosión de estos dispositivos, lo que ha causado lesiones graves en el rostro y boca de algunos usuarios.
¿Son una buena alternativa para dejar de fumar?
“En la práctica, no se ha observado una reducción efectiva del tabaquismo con el uso de vaporizadores”, afirma el Dr. Flores. “Por el contrario, muchos jóvenes que nunca habían fumado están comenzando a vapear, creyendo que es menos nocivo. Esto podría actuar como una puerta de entrada al consumo de cigarrillos”.
Aspecto muy importante considerando uno de los objetivos principales de la nueva Ley que busca equiparar la regulación de los vaporizadores con la del tabaco.
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