Director carrera de Publicidad
Universidad Andrés Bello, Concepción
Hoy en día, la inteligencia artificial parece poder hacer de todo: generar imágenes, escribir discursos y hasta componer música. Frente a esto, un grupo de artistas decidió protestar de una forma bastante radical: lanzaron un disco… completamente en silencio.
Más de 1.000 músicos, entre ellos Kate Bush, Damon Albarn y Annie Lennox, se unieron a esta idea para mostrar su rechazo a los planes del Gobierno británico de permitir que las empresas de IA usen obras con derechos de autor sin pedir permiso.
A simple vista, puede parecer una broma o una ironía, pero en realidad es un llamado de atención disfrazado de campaña mediática.
Ahora bien, ¿qué significa realmente este “disco mudo” para la industria creativa y, en especial, para la publicidad?
La creatividad publicitaria siempre ha sido un reflejo de la cultura. Las campañas más reconocidas o memorables no solo venden, sino que capturan el espíritu de su tiempo.
Y en este momento, la IA ha irrumpido con fuerza, difuminando la línea entre lo hecho por humanos y lo generado por algoritmos.
Desde anuncios escritos con ChatGPT hasta jingles creados por IA, la tecnología ha sido útil, sí, pero también ha despertado preocupaciones sobre la originalidad y los derechos de autor.
El “disco mudo” es una respuesta extrema a esta preocupación.
Sin notas, sin letras, solo un vacío que nos obliga a preguntarnos: ¿qué es realmente la creatividad cuando la tecnología puede imitarla? Para la publicidad, el mensaje es claro: el valor de una idea no está solo en su ejecución técnica, sino en la emoción, la historia y la conexión humana que genera.
No se trata de demonizar la IA, sino de entender hasta dónde puede llegar.
Es verdad que un algoritmo puede crear un jingle pegajoso, pero una campaña que realmente toque fibras y se vuelva icónica sigue necesitando del ingenio humano.
Porque la creatividad publicitaria, al igual que la música, no es solo una combinación eficiente de datos: es emoción, contexto y esa chispa que la IA aún no puede replicar.
El silencio de este disco no es solo la ausencia de sonido. Es un golpe fuerte en la mesa.
Es una pausa incómoda que nos pretende hacer reflexionar sobre qué estamos dispuestos a sacrificar en nombre de la eficiencia.
En publicidad y en cualquier industria creativa, la IA es una gran herramienta, pero el alma de la creatividad es, y debería seguir siendo, profundamente humana.
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