Académica de Obstetricia
Universidad Andrés Bello
El embarazo adolescente, definido como la gestación en menores de 19 años, ha mostrado una importante disminución en Chile durante la última década. En 2015, alrededor del 10% de los nacimientos correspondían a madres adolescentes, y para 2023, esa cifra se redujo a un 3,8%. Sin embargo, sigue siendo un desafío, especialmente en sectores vulnerables, donde el impacto en el desarrollo integral de las jóvenes y sus hijos es más acentuado.
La clave para seguir reduciendo las tasas de embarazo adolescente reside en fortalecer la educación sexual dentro de las escuelas y en la comunidad. Es necesario proporcionar información clara y precisa sobre métodos anticonceptivos, relaciones sexuales seguras, afectividad, y el derecho a tomar decisiones informadas.
En Chile, se han implementado diversas políticas públicas que buscan garantizar el acceso a servicios de salud específicos para la población adolescente. Un ejemplo destacado es la labor de los profesionales de la matronería, quienes, a través de los “Espacios Amigables”, ofrecen una atención cercana e integral, permitiendo que los jóvenes accedan a servicios de salud de manera oportuna y confidencial. Estos espacios son un aporte esencial en la respuesta a las necesidades de salud sexual de adolescentes, contribuyendo a prevenir el embarazo no deseado.
A pesar de los avances, el país aún enfrenta importantes desafíos para seguir reduciendo el embarazo adolescente, especialmente en contextos de desigualdad social. Es necesario reflexionar sobre la necesidad de reforzar políticas públicas que aborden de manera integral esta problemática, involucrando a familias, escuelas y la sociedad en su conjunto. El empoderamiento de los adolescentes mediante educación y acceso a servicios de salud sexual es esencial para garantizar su bienestar y promover su desarrollo pleno.
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