Es septiembre y así se siente. La combinación entre el frío y el sol tibio que se asoma nos trae la alegría de ser chilenos y de celebrar los valores patrios con todo lo que eso significa.
Los profesores, siempre protagonistas, enseñan y destacan la historia de nuestro país, donde las fiestas de la chilenidad se convierten en una valiosa estrategia de aprendizaje para los estudiantes a lo largo de toda su trayectoria educativa.
Estas conmemoraciones nos permiten desarrollar esas habilidades superiores que tanto buscamos los profesores potenciar en ellos, nos abren la posibilidad de debatir sobre los acontecimientos históricos de nuestra nación, sus personajes emblemáticos, las anécdotas, desarrollar rutinas de organización en todos y cada uno de los bailes y actos artísticos que preparamos para las comunidades educativas, especialmente para las familias que se hacen presente con fuerza en estas actividades.
También nos ayudan a construir relaciones respetuosas entre los cursos, a que las familias conversen sobre las fiestas más allá de lo que se usará el día del baile, logrando aprendizajes del contexto cultural y religioso. Explicamos contenidos, ajustamos la enseñanza, verificamos la comprensión de lo que transmitimos, nos permite tomar decisiones porque cada clase nos da la posibilidad de evaluar formativamente, de retroalimentar, de ver cómo lo podemos hacer mejor y también de comprender que los educadores no podemos trabajar solos, sino que en equipo siempre será mejor y más bonito.
Celebrar septiembre es aprender a valorar las raíces y a reconocer que Chile se construye desde múltiples voces, desde la diversidad de su folclore, de los pueblos originarios, la memoria de los migrantes tan presente en nuestras comunidades educativas hoy, las expresiones urbanas y rurales de nuestras raíces. En ese cruce de tradiciones, los estudiantes descubren que la patria no es solo un relato histórico, sino una experiencia viva que se renueva en cada generación y que depende de todos se siga manteniendo viva.
Septiembre es el mes que nos permite enseñar a los estudiantes a sentirse parte de un país diverso, a respetar las diferencias, a entender que allí está la riqueza y a proyectar juntos los desafíos de cómo hacer un mejor Chile para el futuro.
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