“El beneficio se multiplica cuando el adulto acompaña al niño, respetando su ritmo y sugiriendo estrategias que le permitan ajustar su acción para completar el desafío”, explica la académica.
La académica de la UNAB detalla 5 beneficios que pueden resultar claves en el desarrollo infantil con el uso de los rompecabezas:
1. Mejora la atención y la observación: “Los rompecabezas promueven la concentración y la observación detallada. Al buscar piezas específicas, los niños desarrollan habilidades de búsqueda visual, fijándose en formas, colores y detalles de las imágenes”, explica la experta.
2. Enseña a aprender de los errores: “Cada intento fallido al colocar una pieza entrega retroalimentación inmediata. Esto permite al niño ajustar su estrategia, disminuir errores y fortalecer su motivación al notar sus progresos”, agrega.
“Es fácil observar cómo luego de sucesivos intentos, los niños progresan rápidamente, lo que fomenta el sentimiento de competencia y la motivación de logro”, señala Marín.
3. Potencia funciones ejecutivas: “Resolver un rompecabezas implica planificar, aplicar estrategias, tolerar la frustración y autorregular la conducta. Estas funciones ejecutivas son esenciales para enfrentar desafíos escolares y cotidianos”, dice la académica de la UNAB.
4. Estimula el razonamiento espacial: “Visualizar cómo encajan las piezas ayuda a desarrollar el pensamiento espacial. Los niños aprenden a reconocer patrones, tamaños, formas y colores para ubicar cada pieza correctamente”, especifica la directora de Psicopedagogía de la UNAB, sede Viña del Mar.
5. Fortalece la motricidad fina: “Aunque existen versiones digitales, el formato físico ofrece beneficios únicos. Manipular piezas pequeñas mejora la precisión, el control de fuerza y la coordinación viso-manual, fortaleciendo la pinza pulgar-índice”, añade.
¿Cómo acompañar el juego?
La académica de la UNAB destaca que la compañía de un adulto es fundamental en este desarrollo del niño a través de la experiencia de los rompecabezas. Para un mayor éxito, Marín sugiere algunas estrategias como:
Observar el modelo a armar.
Identificar elementos centrales.
Agrupar piezas por color.
Comenzar por esquinas y bordes.
“Es clave elegir un puzzle adecuado al nivel del niño, que sea desafiante pero alcanzable con algo de ayuda. Lo más importante es que sea un espacio de alegría, juego y entretención”, concluye la directora Psicopedagogía UNAB, sede Viña del Mar.
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