Psicóloga y Académica UNAB
A días de la PAES, es habitual que los estudiantes experimenten nerviosismo, cansancio mental o momentos de inseguridad. En este periodo, la ansiedad tiende a intensificarse porque el cuerpo se prepara para un desafío importante. El foco no está en eliminarla, sino en manejarla de manera que no interfiera con el rendimiento ni con el bienestar general.
En estos días previos, los estudiantes se benefician especialmente de rutinas estables y realistas. Estudiar en bloques breves, intercalados con pausas que permitan recuperar energía, es mucho más efectivo que extender jornadas que solo generan agotamiento y disminuyen la capacidad de concentración. Dormir entre siete y ocho horas, alimentarse de forma equilibrada, hidratarse adecuadamente y mantener alguna actividad ligera son medidas que fortalecen la claridad mental y la regulación emocional. Más importante que “hacer más” es sostener una estrategia que permita llegar al día de la prueba con lucidez y calma.
También es útil prepararse con anticipación para disminuir la incertidumbre. Revisar el lugar de rendición, organizar los materiales y visualizar el recorrido reduce el estrés asociado a lo inesperado. Practicar respiraciones breves ̶como inhalar en cuatro tiempos, pausar y exhalar lentamente̶ puede servir como herramienta rápida de regulación en momentos de tensión. Del mismo modo, cultivar un diálogo interno que recuerde lo aprendido, el esfuerzo realizado y la capacidad de manejar situaciones exigentes contribuye a estabilizar la experiencia emocional.
El entorno familiar tiene un papel decisivo en esta etapa. Cuando la casa se convierte en un espacio de calma y acompañamiento, los estudiantes pueden enfrentar estos días con mayor seguridad. Escuchar sin juzgar, validar el cansancio acumulado y ofrecer presencia tranquila suele ser mucho más efectivo que cualquier consejo insistente o intento de supervisión excesiva. Frases breves como “Confío en tu proceso”, “Has trabajado de manera constante” o “Estoy aquí para acompañarte” ayudan a disminuir la sensación de presión y a reforzar la confianza personal. Evitar comparaciones, exigencias y críticas al estilo de estudio también es fundamental, ya que pequeñas tensiones pueden amplificar de manera significativa el nivel de estrés previo a la prueba.
Es importante observar si aparecen señales que sugieran que el estudiante requiere apoyo adicional. El insomnio persistente, los bloqueos frecuentes, la irritabilidad marcada, el llanto fácil o los pensamientos repetitivos de fracaso pueden indicar que la ansiedad está sobrepasando los recursos disponibles. En esos casos, un acompañamiento psicológico breve puede ofrecer herramientas concretas para regular emociones, reorganizar prioridades y enfrentar el proceso con mayor claridad.
La PAES es una instancia relevante, pero no definitiva. El bienestar emocional, una perspectiva realista y un entorno de apoyo pueden marcar una diferencia significativa en cómo los jóvenes viven esta etapa. Con estrategias adecuadas y un acompañamiento sereno, es posible atravesar estos diez días de manera equilibrada, favoreciendo tanto el rendimiento como la salud emocional.
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