Uno de cada dos pesos del Estado de Chile se gasta en programas de políticas públicas que presentan fallas de gestión, ejecución o resultados. Así lo reveló el Ranking Ministerial de Evaluación de Políticas 2025 realizado por el Observatorio Social de la Universidad del Alba, que analizó la gestión presupuestaria de 19 ministerios y más de 800 programas públicos durante los años 2023 y 2024.
El estudio advierte que el 56,9% de los recursos fiscales se destinan a programas con deficiencias de focalización, es decir, que no siempre llegan a las personas que realmente los necesitan. A eso se suma que el 52,7% del gasto también presenta problemas de eficiencia, relacionados con sobrecostos, demoras o uso inadecuado de los recursos, mientras que un 33,6% no logra los resultados comprometidos, lo que refleja debilidades en la eficacia de las políticas públicas.
Fredy Vásquez, investigador del Observatorio Social de la Universidad del Alba y autor del estudio, explicó que “en Chile se evalúa la calidad de políticas públicas por tres criterios principales: eficiencia que se traduce en uso correcto de los recursos; eficacia que es el cumplimento de objetivos y focalización, es decir a quien le llega el beneficio. Este ranking busca identificar los ministerios con mayores observaciones en estos tres criterios”.
Los resultados ubican, entre las carteras con mayor proporción de programas con observaciones, al de Trabajo y Previsión Social (97,4%), Educación (81,4%), Justicia (81,1%), Desarrollo Social y Familia (80,2%), y Salud (78,4%).
Según Vásquez, “estos ministerios son grandes, con alto volumen de gasto y programas, por lo que las observaciones no se quedan en un informe técnico: pueden transformarse en riesgos sistémicos que afectan cobertura, tiempos de atención y calidad de los servicios públicos”.
Entre los ministerios con peores resultados en focalización —es decir, en “a quién llega y con qué prioridad” la política pública— figuran Bienes Nacionales (83,3%), Energía (70%) y Mujer y Equidad de Género (66,7%).
En tanto, la eficacia —si los programas logran o no sus resultados— presenta mayores incidencias en Culturas, Artes y Patrimonio (60,3%), Energía (60,0%), Ciencia (59,4%), Mujer y Equidad de Género (58,3%) y Desarrollo Social y Familia (57,9%).
En eficiencia, que analiza el uso de recursos y la gestión operativa, las observaciones más altas se concentran en Medio Ambiente, Relaciones Exteriores y Energía, con un 100% de programas objetados; y en carteras grandes como Educación (47,4%) y Desarrollo Social y Familia (46,3%).
El investigador recalca que el objetivo del ranking no es “etiquetar ministerios buenos o malos”, sino identificar prioridades de mejora donde el retorno público sea mayor.
“Cuando un ministerio grande tiene muchas observaciones, el impacto de corregir procesos es enorme. Mejorar focalización o eficiencia en carteras como Educación o Desarrollo Social puede traducirse directamente en mejor atención, menos burocracia y resultados más visibles para la ciudadanía”, explicó Vásquez.
El estudio muestra además que entre 2023 y 2024 aumentó la proporción de programas con hallazgos, especialmente en eficacia (+11,1%) y focalización (+9,4%), lo que sugiere brechas en la entrega de beneficios y en la capacidad de medir resultados reales.
“La mitad del gasto público opera con observaciones de gestión, y eso no significa necesariamente mal uso, sino que hay margen para optimizar la manera en que el Estado llega y rinde cuentas”, añadió.
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