Alumnos de la Escuela de Psicología de la casa de estudios crearon cápsulas audiovisuales para combatir el bullying.
En el marco del proyecto Fondecyt N.º 1231674 “Activismos desde y con las infancias: transformaciones participativas socioambientales para la escuela del Siglo XXI”, estudiantes de la Escuela de Psicología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso lideraron una jornada formativa clave para la construcción de los nuevos Embajadores Inclusivos de 23 establecimientos del Servicio Local de Educación Pública (SLEP) de Valparaíso, incluyendo liceos, escuelas e instituciones de educación especial. Esta iniciativa busca fortalecer el liderazgo estudiantil y promover comunidades educativas más inclusivas, diversas y colaborativas.
Las y los embajadores son estudiantes destacados por sus habilidades de mediación, liderazgo y pensamiento reflexivo, quienes han sido elegidos por sus propias comunidades escolares para encabezar transformaciones inclusivas desde el interior de las aulas.
Los futuros psicólogos condujeron los talleres de preparación, diseñaron las dinámicas y acompañaron directamente a las niñas, niños y jóvenes en la creación de videos educativos protagonizados por los propios embajadores, llamados a sensibilizar a sus comunidades sobre inclusión, convivencia y respeto, realizando una serie de sketch teatrales en formato de cápsulas audiovisuales en los que representaron situaciones reales de conflicto que ocurren en la vida escolar: episodios de bullying, discriminación, exclusión de estudiantes con autismo o con distintas formas de aprender, entre otros.
En conjunto, crearon personajes, diseñaron vestuarios, utilizaron objetos para caracterizar las escenas y elaboraron un guion basado en la reflexión previa sobre lo que ellos imaginan como una “escuela ideal”. Asimismo, coordinaron la puesta en escena, apoyaron la expresión emocional, facilitaron dinámicas de confianza y guiaron los ejercicios de mediación escolar que dieron origen a los relatos audiovisuales.
A las aulas desde el pregrado
Desde la coordinación del Semillero, espacio voluntario en el que estudiantes de la Escuela de Psicología se vinculan con escuelas y comunidades, destacan que estas experiencias permiten el aprendizaje situado y el desarrollo de competencias esenciales para la práctica profesional.
“Es fundamental que los estudiantes tengan experiencias prácticas como éstas, donde pueden desplegar su creatividad, aprender del territorio, reflexionar y tomar decisiones situadas. La psicología educacional es profundamente práctica y reflexiva, y estas instancias lo potencian”, indicó la investigadora Rebecca Ipinza.
Desde la comprensión más cercana de las infancias hasta la aplicación concreta de lo aprendido en clases, los testimonios de estudiantes revelaron el valor de estos espacios prácticos que la PUCV otorga, en este caso, a través del liderazgo de la profesora de la Escuela de Psicología, Carolina Urbina, directora del Fondecyt y que integró a todos los estudiantes de pregrado.
Como parte de su formación inicial en psicología, Cindy Núñez, de segundo año, destacó el valor humano de estas actividades. “Estas instancias no son sólo para que los niños aprendan teoría, sino para que se relacionen, compartan experiencias y se den cuenta de que no están solos. Para mí, como futura psicóloga, esto me ayuda a entender mejor a las infancias, a ser más empática y a confirmar que estos espacios seguros son posibles de crear y sostener”, declaró.
Vicente Rodríguez, de la misma generación, relevó la importancia del contacto directo con la realidad educativa. “Es positivo, porque no esperamos a estar en quinto año para encontrarnos con el mundo real. Desde temprano vemos cómo lo que aprendemos en clases se aplica y tiene un impacto verdadero, especialmente al interactuar con estudiantes de distintas edades y realidades”, comentó.
Con mayor experiencia en la carrera, ya en su proceso de práctica en la Escuela República Argentina de Valparaíso, Diego Véliz enfatizó la importancia de escuchar a los propios estudiantes para “entender sus percepciones y experiencias respecto a sus propias escuelas, lo cual es clave para intervenir de manera responsable y respetuosa”.
Finalmente, Constanza Ibarra destacó cómo estas experiencias amplían su visión sobre el trabajo con grupos y la participación infantil. “Más allá de la psicología educacional, esta experiencia me entrega herramientas de gestión de grupo y me permite imaginar nuevas formas de participación donde niñas y niños también enseñan”, concluyó.
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