Desde una mirada arquitectónica los “scramble crossings”, que permiten a los peatones cruzar en todas las direcciones al mismo tiempo, podrían aplicarse en puntos estratégicos de la ciudad para reforzar la seguridad vial, dinamizar el comercio local y priorizar el tránsito peatonal.
La discusión sobre cómo mejorar la movilidad en las ciudades del Biobío tomó nuevo impulso tras el anuncio de Penco de implementar un cruce peatonal al estilo Tokio. Este modelo, reconocido internacionalmente como “scramble crossing”, invita a repensar la planificación urbana de la región. En Concepción, donde el tránsito peatonal es predominante en su centro, la académica Daniela Villouta, jefa de carrera de Arquitectura de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, advierte que estas soluciones no solo mejoran la seguridad vial, sino que también pueden revitalizar los espacios públicos y otorgar mayor protagonismo al peatón en la vida urbana.
“Desde la perspectiva del diseño urbano, esta intervención no es solo una mejora funcional, sino también una señal de prioridad al peatón en el espacio público”, explica la académica de la UCSC. La especialista agrega que, en zonas céntricas de Concepción, donde los flujos peatonales son intensos en ejes como Paicaví con O’Higgins o Barros Arana con Aníbal Pinto, la implementación de estos cruces requiere “reorganizar el sistema de circulación con un diseño más equitativo, reconociendo que la movilidad a pie es el modo predominante en el área central”.
Entre los beneficios que destacan especialistas y experiencias internacionales se encuentra la reducción de conflictos entre vehículos y peatones. Villouta señala que “en ciudades donde ya se aplicó, los accidentes bajaron de forma importante; por ejemplo, en Londres, la instalación de un cruce diagonal redujo las víctimas peatonales en un 38 %”. Además, agrega, este tipo de cruces “mejora la experiencia del peatón: menos rodeos, más claridad para cruzar y una sensación de mayor seguridad”, lo que puede, en el caso de Concepción, “reforzar la vitalidad de las calles, atraer más caminantes y favorecer a los negocios locales”.
Sin embargo, la arquitecta advierte que no se trata de una medida simple. “Estas soluciones requieren ajustar los semáforos, complementar con buena señalización, accesibilidad universal y campañas de educación vial para que todos comprendan cómo funciona”, comenta. También recuerda que la normativa chilena solo permite cruzar en diagonal cuando está expresamente regulado y autorizado, por lo que cualquier piloto debe contar con la aprobación del Ministerio de Transportes.
Finalmente, Villouta enfatiza que la efectividad de este tipo de intervenciones depende de un análisis urbano previo. “Los cruces estilo Tokio no se pueden implementar en cualquier esquina, solo tienen sentido en los puntos más céntricos e integrados de la ciudad, donde confluyen muchos peatones y autos. Para que funcionen, se debe estudiar la trama urbana con metodologías como Space Syntax y complementar la intervención con otras medidas de mejoramiento del espacio público, como ensanchar veredas, calmar el tráfico y priorizar al peatón en zonas con más vida urbana”.
Con estas consideraciones, los cruces peatonales al estilo Tokio podrían convertirse en una pieza clave dentro de un plan integral para hacer del centro de Concepción un espacio más seguro, caminable e integrado.
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