Hugo Tórtora Aravena Doctor en Derecho, académico de Universidad Santo Tomás Viña del Mar
A pocas semanas de haberse presentado el Informe de la Comisión para la Paz y el Entendimiento, el Día Nacional de los Pueblos Indígenas se conmemora este año en el centro de un momento histórico para Chile.
El documento, resultado de casi dos años de trabajo participativo y transversal, contiene una serie de acuerdos y recomendaciones orientadas a saldar una deuda histórica con los pueblos originarios. Estas abarcan justicia, reconocimiento, reparación a las víctimas, restitución de tierras y desarrollo territorial, todo ello respaldado por garantías que aseguren una adecuada implementación.
Una de las recomendaciones más significativas es el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas. Esta demanda, legítima y persistente, ya estaba presente en el Acuerdo de Nueva Imperial de 1989, y fue recogida en ambos procesos constituyentes recientes. Incluso, el actual texto constitucional menciona dicho reconocimiento dentro de las bases institucionales que debían regir la redacción del segundo proyecto de nueva Constitución.
Creemos que es fundamental avanzar, sin más postergaciones, en una reforma constitucional que reconozca explícitamente a los pueblos indígenas. Simbólicamente, representa un acto de justicia y dignidad hacia las primeras naciones que habitaron nuestro territorio. Jurídicamente, el reconocimiento será un principio rector que deberá irradiar todo el ordenamiento legal. Y políticamente, implicará compromisos concretos del Estado y de la sociedad en torno a los derechos colectivos de los pueblos originarios, tanto en lo político, como en lo social, cultural y económico.
Por estas razones, el Día de los Pueblos Indígenas llega este 2025 con una renovada esperanza para Chile. Marca un hito que anuncia buenas noticias y nos convoca a una tarea imprescindible: avanzar con decisión hacia la paz, el entendimiento mutuo y una verdadera justicia intercultural.
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