Pisco Chileno: Historia y Tradición en cada Copa

Juan Pablo CPor Juan Pablo Crawford, Docente Escuela de Gastronomía de Duoc UC Sede Valparaíso

Cada 15 de mayo celebramos el Día Nacional del Pisco en Chile, y como sommelier, este día tiene para mí un doble sentido: es una oportunidad para destacar el valor único de nuestro pisco y, a la vez, transmitir esa riqueza a las nuevas generaciones de estudiantes de gastronomía.

En las clases que imparto, me gusta transmitir que el pisco chileno no es solo un destilado: es una expresión viva de nuestro territorio. En los valles del Huasco y Copiapó,  Elqui, Limarí y Choapa, las uvas Pedro Jiménez, Torontel y algunas Moscateles, crecen bajo un sol intenso, en suelos desafiantes y bajo un cielo limpio que se refleja en la pureza de cada gota. Desde allí nace un pisco con identidad propia, con técnicas de elaboración que se han perfeccionado generación tras generación y dan cuenta del saber hacer de la gente de esas tierras.

No necesitamos entrar en disputas sobre su nacionalidad. El pisco chileno habla por sí solo cuando se le degusta con atención: notas florales, frutales, una elegancia seca y firme que lo convierte en un aliado ideal tanto para la coctelería como para el maridaje en la alta cocina. Y eso es justamente lo que más me entusiasma transmitir y comunicar: cómo el pisco puede dialogar con platos salados, postres o preparaciones de autor, desde la técnica y la sensibilidad gastronómica.

Formar futuros profesionales que comprendan, valoren y sepan trabajar con productos como el pisco es también una forma de resguardar nuestro patrimonio líquido. Hoy más que nunca, tenemos la responsabilidad de contar su historia con orgullo, sin necesidad de comparaciones, porque el pisco chileno tiene su propio relato, y es uno que vale la pena compartir.

Feliz Día del Pisco Chileno.

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