por Dra. Agnieszka Bozanic Leal
Presidenta Fundación GeroActivismo
A medida que la administración del Presidente Gabriel Boric avanza hacia el cierre de su mandato, es oportuno evaluar los logros y desafíos pendientes en materia de políticas para personas mayores. Chile es actualmente uno de los países con mayor índice de envejecimiento en la región y, según proyecciones del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE), será el país con más personas mayores de América Latina el 2050. La Región de Valparaíso es una de las más envejecidas del país. Viña del Mar es una de las comunas que posee una de las tasas más altas de personas mayores de 75 años.
El gobierno de Boric ha impulsado políticas claves, destacando el Copago Cero, la Reforma Previsional y la creación del Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados. Asimismo, se ha fortalecido el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), además del aumento del personal del área sociosanitaria en todos los condominios del país; y un incremento en el presupuesto per cápita para residentes de ELEAM públicos. También la expansión del Fondo Subsidio ELEAM posibilitando aumentar las plazas disponibles en 2024 y atender a 500 personas mayores que se encontraban en hospitales y otros contextos.
Sin embargo, aún existen desafíos importantes que deben abordarse. Uno de los principales retos es garantizar que estas políticas lleguen de manera efectiva a toda la población mayor, en especial a quienes viven en zonas rurales, que son la mayoría en nuestro país. En muchas comunas alejadas de los grandes centros urbanos, el acceso a salud, cuidados y programas sociales es limitado. En estos contextos la brecha digital sigue siendo una barrera importante, muchas veces por condiciones geográficas, impidiendo que muchas personas mayores accedan a los beneficios disponibles.
Más allá de la protección social, los cuidados y la salud, las políticas públicas deben fomentar el envejecimiento activo, asegurando que las personas mayores puedan seguir participando en la sociedad. Algunos aspectos clave incluyen mayor acceso a cultura, recreación y educación, esto pues muchas ciudades aún no están preparadas para ofrecer espacios accesibles y adecuados para la participación de personas mayores en actividades comunitarias. La alfabetización digital para reducir la brecha digital y fomentar su inclusión en la sociedad. El aislamiento social es un factor de riesgo para la salud mental que lleva a una soledad no deseada, por lo cual es necesario implementar programas que fomenten redes de apoyo comunitarios y espacios de socialización.
El envejecimiento no es homogéneo. En Chile, coexisten personas mayores altamente activas y autovalentes con otras que requieren asistencia constante debido a enfermedades crónicas o dependencia severa. Además, grupos como las mujeres mayores, personas mayores LGBTIQ+, afrodescendientes, migrantes o en situación de pobreza extrema enfrentan barreras adicionales en la vejez, lo que requiere políticas públicas inclusivas que respondan a sus necesidades específicas. No basta con implementar: es fundamental garantizar que sean efectivas y bien fiscalizadas. Se requieren mecanismos de evaluación que permitan medir si realmente están mejorando la calidad de vida de las personas mayores y que aseguren la correcta asignación de recursos.
Es crucial consolidar los logros del actual gobierno, pero sobre todo proyectar soluciones de largo plazo tomando en cuenta la heterogeneidad de las vejeces actuales, que enfrenten el envejecimiento de la población con políticas sostenibles e integrales.
El futuro del envejecimiento en Chile dependerá de nuestra capacidad para consolidar un pacto intergeneracional, que garantice derechos, dignidad y bienestar a quienes han construido el país y que, con razón, demandan que su vejez sea una etapa de vida con oportunidades y no solo con dificultades.
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