Una real amenaza vive la astronomía nacional y global que opera el valle desértico con el cielo más oscuro del planeta, lugar que cuenta con el cerro Paranal, Armazones, Mackenna y Ventarrones que ofrecen las mejores condiciones para desarrollar la astronomía en todo el mundo. Esto porque a 120 kilómetros al sur de Antofagasta, en el pleno desierto de Atacama se busca instalar una planta de hidrógeno verde, denominado INNA de AES Andes, zona donde se emplaza el observatorio astronómico Paranal y Armazones, los cuales pueden ver sus operaciones afectadas por la proximidad del proyecto energético.
El astrónomo y director del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta, Eduardo Unda-Sanzana, califica como una gran amenaza la instalación de este proyecto de energías limpias, esto porque el aumento del brillo artificial del cielo en la zona afectaría la calidad de la observación astronómica en el lugar.
Unda-Sanzana explica que desde la comunidad astronómica no están en contra sobre la materialización de este proyecto, sino que piden que se reubique en otro lugar para que no afecte este laboratorio natural que posiciona al país como líder mundial en astronomía.
¿Cuál es el impacto que tendrá el desarrollo de la astronomía si se instala a pocos kilómetros de los observatorios esta planta de hidrogeno verde?
Tenemos al menos tres posibles impactos dada la escala y cercanía del emplazamiento proyectado para la planta de hidrógeno verde. El primero tiene que ver con la contaminación lumínica, esto porque las simulaciones preliminares de ESO concluyen que el actual nivel de brillo artificial se multiplicará al menos por tres veces con la llegada del proyecto. Esto afectaría severamente a Paranal y Armazones, y aún más al sitio del CTA (Cherenkov Array Telescope), muy cercano al sitio propuesto para construir INNA, y que es donde se planea construir el arreglo de telescopios de rayos gamma más grande del mundo.
El segundo impacto es el polvo que levantará la construcción y operación de la planta que tiene contemplado un puerto y otras obras, mayor aun considerando su cercanía de 5 a 10 kilómetros de estos cerros. Es posible que el polvo termine en los espejos, mecanismos y sensores, y hasta podría traer una alteración en las mismas propiedades de la atmósfera del sector, provocando una extinción de la luz estelar. Todo esto, tiene consecuencias complicadas para el trabajo del observatorio.
Y el tercero, relacionado con las operaciones de los aerogeneradores que se instalarían en el lugar.
¿De qué manera los aerogeneradores pueden afectar las investigaciones astronómicas?
Los aerogeneradores que la empresa busca instalar podrían modificar la turbulencia del viento. Esto es relevante, porque tanto en Paranal y Armazones, los telescopios ocupan sistema muy avanzado que se llama la óptica adaptativa, que genera una estrella artificial en el cielo para corregir los efectos de la atmósfera, estrategia que sirve para analizar cómo la luz se distorsiona por efecto de la atmósfera terrestre. Es una técnica muy avanzada que nos permite lograr imágenes como si estuviéramos en el espacio. Eso sí no es simple de aplicar y una de sus condiciones radica en tener una súper buena caracterización de la atmósfera, entendiendo bien cómo es el perfil de viento en todo el lugar de observación.
Entonces si instalan estos aerogeneradores y empiezas a cambiar ese perfil de viento, se vería complicado el desarrollo de las investigaciones, que necesitan aplicar la óptica adaptativa para lograr buenas imágenes.
¿La legislación chilena sobre contaminación lumínica puede ayudar a solucionar este problema?
Entre los años 2023 y 2024 se estableció el decreto de áreas astronómicas y la nueva norma de contaminación lumínica. Sin embargo, la norma que tenemos es una norma de emisión, ya que, regula las emisiones de las distintas luminarias, pero no regula la calidad, no es una norma secundaria que tiene un cierto objeto de protección, que sería en este caso el cielo oscuro en la zona. Lamentablemente aún no tenemos una norma sobre el cielo oscuro, entonces la empresa está llegando antes que exista una normativa adecuada para proteger un cielo tan extraordinario con condiciones extremas como el que tenemos en Paranal, Armazones, Mackenna y Ventarrones.
¿Sin duda ustedes como científicos están en alerta, pero cuál es la solución que proponen como comunidad astronómica?
Estamos en alerta por todos los efectos que se pueden tener con la presencia de esta planta de hidrógeno verde y por la posible llegada de otras empresas atraídas por el modelo de negocio del puerto que pretende crear esta empresa, y que podrían instalarse igualmente cerca de los observatorios. La verdad es que nuestro diagnóstico preliminar es malo. La solución que proponemos es que la empresa se reubique en otro lugar, considerando los efectos perjudiciales que insistir en este emplazamiento tendrá para el desarrollo de la astronomía lo que compromete el status de Chile como líder mundial en astronomía.
También quiero explicar que no estamos en contra de los proyectos de energías limpias, solo queremos que busquen otro lugar lejano a nuestro laboratorio natural de astronomía, el mejor del mundo para esta ciencia. Como no existe en todo el planeta otro sitio tan oscuro, y como solamente aquí se está construyendo el telescopio más grande del mundo, arruinar estas condiciones equivale a ser responsables de perder descubrimientos científicos para toda la humanidad. ¿Queremos eso? Con un buen ordenamiento en el uso del territorio es posible ser líderes en más de un área, sin tener que escoger.
¿Qué otras complicaciones traería la presencia de esta planta de hidrógeno verde?
Cuando hablamos de Paranal, ocupamos ese cerro como un punto de referencia para hablar de un valle que tiene cielos extraordinarios. La presencia de esta planta no solo afectaría a los observatorios internacionales que ya tenemos en la zona, también complicaría los proyectos locales como los de Mackenna del Gobierno Regional y la Universidad de Antofagasta que estudian en conjunto la instalación de un observatorio, lo mismo en Ventarrones donde la Universidad Católica del Norte hace lo propio.
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