Dr. Manuel Suárez Dittus, académico de Geología de la Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar.
En el marco de la reciente película nacional “Los Colonos”, en donde se reflejó el genocidio vivido por el pueblo selk’nam, quienes habitaban en la Isla Grande de Tierra del Fuego, cabe señalar algunos aspectos. Primero que todo, destacar que se dejaron a la luz distintas limitaciones a nivel histórico y paisajístico dentro del mismo escenario.
Los selk’nam eran un pueblo indígena de cazadores-recolectores, habitantes de las pampas fueguinas y con una población de entre tres mil a cuatro mil personas. Utilizaban herramientas de piedra, hueso, madera y cuero. Su principal alimentación era la carne de guanaco, que cazaban de a pie y ayudados por perros descendientes de zorros. Han sido descritos como de buena apariencia, altos, robustos y de anchas espaldas, con un promedio de estatura de un metro y ochenta centímetros. A su vez, en medio de los distintos conflictos entre los pueblos del territorio, eran temidos por los yaganes, habitantes canoeros de islas de más al sur. Ninguno de estos pueblos desarrolló la escritura o símbolos de comunicación.
Con el transcurso del tiempo, a medida que su hábitat fue disminuyendo por el avance de los colonizadores, los conflictos entre los distintos grupos se incrementaron, junto con las dificultades enfrentadas al momento de cazar.
Hace casi ciento cuarenta años, hubo, en el lado argentino de Tierra del Fuego, una de las primeras matanzas hacia este pueblo. Finalmente, la mayoría de ellos, como ocurrió con gran parte de estos grupos, falleció a causa de las enfermedades benévolas para los colonos, pero desconocidas por estos pueblos.
Ahora bien, en la película “Los Colonos”, se caracterizan a distintos personajes dentro de un rol maligno, con diversos estereotipos presentes en su desarrollo. Ni hubo mención de los otros actores en estos crímenes, que, al ser ignorados en la película en cuestión, impiden hacerse una idea apropiada de lo sucedido. Entre ellos están el sanguinario Julius Popper, rumano buscador de oro en la parte argentina de la isla, así como los poco preparados salesianos a cargo de la misión de Isla Dawson, donde murió la mayoría de los indígenas, y un Gobernador de Magallanes en la disyuntiva de proteger a los selk’nam, y por otro lado apoyar la colonización de Tierra del Fuego. Hubo muchos que informaron del deporable estado de los indígenas en la misión salesiana de Dawson, veedores / inspectores del gobierno, científicos camino a la Antártica, pero sin resultado.
A su vez, el territorio perteneciente a la Tierra del Fuego no logra ser representado dentro del contenido audiovisual expuesto, el duro clima presente en esta zona, el intenso viento y la sobrevivencia de los indígenas en medio de las tempestades, teniendo en cuenta que estaban casi desnudos.
En la película no se logra apreciar este mundo ya desaparecido. Es más, se nota falta de rigurosidad mostrando desconocimiento de lo que es la región magallánica, como el sombrero de alas anchas del estanciero Menéndez, imposible de ser usado en Magallanes por las fuertes ráfagas de viento, la falta de caballos de carga en el grupo de tres que cabalgaban por días, la atadura con las riendas en lugar de bozal de caballos y con montadura puesta.
Finalmente, los selk’nam eran principalmente habitantes de las pampas fueguinas, donde pastaban las ovejas, pero la película los ubica en bosques.
De esta manera, los selk’nam en su esplendor, su cultura y sus creencias, sus cantos, el fantástico paisaje, el duro clima magallánico, se dejaron de lado para enfocarse en otros personajes, resumiéndolos a figuras poco claras, mostradas a penas durante instantes.
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