La última encuesta de salud en Chile señala que en nuestro país el 74,2% de la población tiene una malnutrición por exceso, con un 39,8% de sobrepeso; 31,2% de obesidad y un 3,2% de obesidad mórbida.
Tenemos lamentablemente un problema instalado, donde el sistema de salud está más centrado en “tratar” que “prevenir”. En Chile, no es una enfermedad, que, como tal, tenga cobertura, sólo una cantidad menor de personas pueden acceder a una cirugía bariátrica.
La clave para combatir la obesidad es la prevención y fortalecer la alimentación saludable. Deben sumarse una serie de cambios que involucran la actividad física o cómo equilibramos nuestra vida laboral y familiar.
Lamentablemente, no existen políticas públicas lo suficientemente robustas para poder contrarrestar esta situación. Por lo general el ciudadano común acude a opciones de bajo costo o de fácil acceso que les permitan bajar de peso rápidamente sin someterse a una cirugía.
En este escenario aparecen los medicamentos para bajar de peso. Uno de ellos es la fentermina que existe hace años en el mercado con marcas conocidas como Sentis, Elvenir, Fentex, Redux, etc, y que muchos pueden acceder a través del comercio ilegal. Una médico en Puerto Aysén fue descubierta pues vendía la receta sin examinar a los pacientes previamente. Se estima que ganó 200 millones de pesos en este ilícito. La fentermina es un análogo de anfetamina que inhibe el apetito a nivel central. Puede causar efectos adversos como taquicardia, elevada presión sanguínea, insomnio, desasosiego y su uso está aprobado para corto plazo, ósea no más allá de 3 meses, y en personas con un IMC sobre 30.
Otro medicamento se reconoce por su marca comercial como Ozempic (semaglutida), y viene de la familia de los análogos de GLP-1, que se usan en forma semanal inyectándose de forma subcutánea en el abdomen, piernas o brazos. Este tratamiento es indicado para ciertos adultos con diabetes mellitus tipo 2 resistentes a otros tratamientos. El tratamiento reduce el peso y la grasa corporales mediante la reducción de la ingesta calórica, que implica una disminución general del apetito. Su uso excesivo en Chile provocó desabastecimiento para pacientes que realmente lo necesitaban. Dentro de los efectos adversos puede aparecer cansancio, náuseas, pérdida de peso, vómitos, baja en la glicemia y recientemente se ha reportado que puede aumentar el riesgo de desarrollar tumores a nivel de tiroides.
Asimismo, recientemente se ha aprobado un medicamento en Estados Unidos llamado Tirzepatide que puede lograr que las personas bajen más de 20 kilos, pero que al igual que Semaglutida está restringido su uso para personas diabéticas. Tanto este nuevo medicamento como Ozempic producen efecto rebote cuando se abandona el tratamiento de forma abrupta.
Queda claro, que el uso de estos medicamentos debe ser bajo supervisión médica, ya que las consecuencias de su uso inapropiado o su adquisición de manera informal pueden provocar más que beneficios, problemas y efectos no deseados, que finalmente aumentarán la frustración y el dolor por no poder bajar de peso con estas soluciones.
Francisco Álvarez Román, académico de Química y Farmacia UNAB Sede Viña del Mar.
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