En cada hogar se percibe un profundo desamparo emocional. Más allá de lo material, se ha perdido identidad, memoria y dignidad. Esa herida no ha sido contenida ni reparada emocionalmente por el Estado.
Las respuestas han llegado tarde, tanto en lo material como en el acompañamiento psicosocial. Los vecinos perciben fragmentación institucional, ausencia de liderazgo y falta de una autoridad clara que articule acciones concretas.
Las comisiones existen, pero no entregan certezas. La burocracia se impone, los procesos se multiplican, pero los resultados no llegan. Esa inacción alimenta la desesperanza y la desconfianza.
Rosa Villarroel, Directora de carrera Trabajo Social UNAB sede Viña del Mar
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