La exigencia en cuanto a la cantidad y calidad del estudio es notable. Aunque en el primer año puede parecer que hay menos asignaturas en comparación con el colegio, esto no significa que sea menos exigente. La ausencia de pruebas frecuentes, como las que se realizaban en el colegio, puede llevar a una disminución en la sistematicidad del estudio. Sin la presión constante de los exámenes, es fácil dejarse llevar por la diversión y el ocio.
El rendimiento académico dependerá en gran medida de la madurez y autodisciplina de cada estudiante.
Una buena estrategia es crear un horario de estudio visible. Este horario debe incluir no solo las horas de clases y de estudio personal, sino también tiempo para el autocuidado, el deporte y, por supuesto, para disfrutar de la vida social. Intenta cumplir con tu planificación lo más posible. Sin embargo, es normal que a veces las cosas no salgan como esperabas. Está bien ajustar tu horario y ser flexible.
Si no se estudia lo suficiente, al final del semestre el estudiante podrías sentir la presión cuando se acerquen las pruebas finales, que suelen programarse de manera independiente por cada profesor, lo que puede resultar en un cúmulo de exámenes. Encontrar ese equilibrio es clave para disfrutar al máximo de tu experiencia universitaria.
Karem Ramírez
Coordinadora Preunab Dirección General Difusión y Admisión U. Andrés Bello
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