Además de ser una excelente manera de combatir el sedentarismo en esta época, cuando a veces las ganas de ejercitarnos disminuyen, no solo ayuda a mantener el cuerpo en forma, sino que también mejora el estado de ánimo, fortalece el sistema inmunológico y ofrece la oportunidad de disfrutar del aire fresco y la belleza de los paisajes invernales.
Rodrigo Beltrán, Director de Carrera de Kinesiología de UDLA Sede Viña del Mar, dice que caminar es una actividad ideal para quienes buscan cuidar su bienestar durante la temporada más fría del año. Entre los beneficios que tiene para la salud menciona la “activación neuromuscular y cognitiva, manteniendo niveles vigiles de atención permanente a nivel sensorial en todo el trayecto recorrido. A su vez aumenta el fortalecimiento muscular manteniendo el sistema musculoesquelético saludable y en óptimas condiciones”.
Agrega que “todo movimiento y el caminar, sin excepción, contribuyen al aumento de la temperatura desde el mecanismo fisiológico de la vasodilatación, lo que regula la sensación térmica a nivel psicológico y fisiológico, otorgando una sensación de agrado y confort”, convirtiendo así la caminata en un buen ejercicio para realizar en otoño e invierno, cuando muchas personas bajan su frecuencia de actividad física por el frío.
Sobre cuánto es lo recomendable caminar para una persona, el kinesiólogo indica como meta inicial al menos 10 mil pasos diarios a ritmo constante y, en lo posible, ir aumentando la velocidad del paso (cadencia) cada un mes, siempre y cuando sea sostenible para quien realice el ejercicio. Respecto al horario ideal para realizar la caminata dice que cualquier hora es apropiada, siempre teniendo como foco ir incrementando la cantidad de pasos de manera gradual.
Sin embargo, pese a lo saludable y beneficioso que puede ser caminar, es importante seguir algunos consejos para evitar molestias o lesiones complejas.
“Las principales lesiones que podrían ocurrir al caminar son la fascitis plantar (inflamación de la fascia) producto del uso de un calzado extremadamente rígido y también esguinces de tobillo por la baja protección de este en esta zona específica del pie”, detalla el académico, quien sugiere utilizar idealmente zapatillas firmes, especialmente para proteger el tobillo, con un buen mecanismo de amortiguación y que distribuya las cargas de manera homogénea, siendo apropiado un calzado que no sea extremadamente blando, pero tampoco rígido. En el caso de molestias inusuales y persistentes al caminar, se debe consultar a un especialista para evaluar la situación.
Junto con el calzado apropiado, es importante utilizar ropa cómoda, gorro y protector solar, mantener una buena hidratación durante la actividad y complementar con accesorios que permitan llevan un conteo de los pasos y kilómetros recorridos, como pulsera deportiva o monitor cardiaco (smartwatch).
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