Elegir entre un MacBook o un notebook con Windows para manejar una impresora 3D puede parecer una decisión compleja. Cada plataforma tiene ventajas y desventajas concretas que afectan tanto al flujo de trabajo como a la compatibilidad de los programas y al desempeño técnico general.
En el contexto chileno, donde la impresión 3D gana popularidad tanto en entornos domésticos como profesionales, conviene analizar a fondo qué equipo responde mejor a las necesidades de los usuarios: desde quienes hacen modelado 3D ocasional hasta quienes buscan una herramienta potente para proyectos avanzados. Aquí te ayudamos a entender los puntos clave para elegir el portátil ideal según el tipo de uso y las características de tu impresora.
Para comenzar, cualquier notebook o computador portátil que pretenda trabajar con software de slicing (como Cura, PrusaSlicer u otros equivalentes) debe cumplir algunos requisitos mínimos. Lo esencial es contar con al menos 4 GB de memoria RAM, aunque para tareas más fluidas y modelos complejos lo recomendable es subir a 8 GB o incluso 16 GB de RAM.
El procesador juega un papel relevante: si bien los programas pueden correr en equipos de entrada, la experiencia mejora notoriamente en CPUs multinúcleo (por ejemplo, Intel Core i5/i7 de generaciones recientes o los chips M-series de Apple). Esto acelera el proceso de “slicing” y permite manipular modelos complejos con mayor agilidad.
Por otra parte, la compatibilidad con OpenGL 2.0 es fundamental, ya que la mayoría de las interfaces de los programas de impresión 3D se apoya en esta tecnología para mostrar modelos en pantalla. Si te interesa trabajar con diseño asistido por computador (CAD) avanzado o programas de modelado como Fusion 360 o Blender, es prudente contar con 16 GB de RAM y una CPU de gama media o alta. Una tarjeta gráfica dedicada será útil para quienes planeen renderizar imágenes, visualizar animaciones o trabajar con modelado 3D intensivo.
Hoy en día, los programas líderes de slicing para impresión 3D —como Cura y PrusaSlicer— son completamente compatibles tanto con sistemas Windows como con macOS (e incluso con distribuciones Linux). No importa si tu notebook usa el sistema de Microsoft o uno de los equipos de Apple: ambos podrán ejecutar estas aplicaciones sin mayores contratiempos.
En MacBook, especialmente en los modelos recientes con chip M2 o M4, es esencial instalar la versión adecuada del software: existen paquetes específicos para chips ARM (Apple Silicon) o para procesadores Intel. Los desarrolladores mantienen actualizadas ambas ramas, por lo que el rendimiento es parejo y la estabilidad está garantizada en la mayoría de los casos.
En el ecosistema Windows, la flexibilidad es mayor en términos de compatibilidad con periféricos y ciertos plugins. Algunos programas adicionales o controladores de impresoras 3D pueden estar más enfocados en el mundo Windows, sobre todo para equipos profesionales o funciones avanzadas.
Los usuarios reportan que Cura es especialmente rápido y estable en ambas plataformas. La elección dependerá en gran medida de tus preferencias, de si ya tienes familiaridad con uno u otro sistema y de qué otros programas planeas usar en paralelo.
El rendimiento del notebook determina la velocidad y fluidez con que podrás realizar slicing, modelado y renderizado de archivos 3D. Veamos los componentes clave:
Un procesador moderno con múltiples núcleos —como los Core i5 o i7 de décima generación en adelante, o los Apple M2/M4— marca la diferencia al cortar modelos pesados o manejar varios procesos a la vez. Cuantos más núcleos y mayor frecuencia, mejor para tareas exigentes.
Con 8 GB de RAM podrás trabajar con la mayoría de las impresoras y modelos básicos. Sin embargo, para modelos grandes, multitarea o programas de diseño CAD, 16 GB de RAM es lo óptimo.
No todos los programas de slicing aprovechan la GPU, pero sí la requieren aplicaciones como Blender o Fusion 360 para modelado o renderizado. Si tu flujo de trabajo incluye visualización 3D compleja, una GPU dedicada (por ejemplo, NVIDIA RTX o Radeon móvil) será una ventaja significativa.
La MacBook es reconocida por su portabilidad, batería de larga duración y excelente construcción. Si solo realizarás diseño 3D ocasional o slicing esporádico, una MacBook bien configurada (con al menos 16 GB de RAM y SSD rápido) todavía es una opción recomendable. Su desempeño fluido, pantalla de alta calidad y el ecosistema de Apple son atractivos para quienes priorizan la experiencia de usuario.
No obstante, si necesitas acceder a software específico que solo existe para Windows, o planeas instalar plugins especializados para el control de impresoras 3D profesionales, un notebook con Windows puede ser más flexible y económico a igualdad de hardware.
En definitiva, si tu uso será ligero y no dependes de aplicaciones exclusivas de Windows, invertir en una MacBook aún vale la pena por su durabilidad y soporte a largo plazo.
El tipo de impresora 3D que poseas —ya sea una impresora de filamento FDM, una máquina de resina o un equipo profesional multimaterial— debe influir en la elección del portátil.
Estas impresoras son las más habituales. Prácticamente cualquier notebook moderno, con 8–16 GB de RAM y procesador actual, será suficiente para slicing y control básico.
Si tienes una impresora SLA, DLP o equipos de alta resolución, te convendrá un portátil con más RAM, mejor CPU y preferiblemente una buena tarjeta gráfica. Esto facilita el manejo de archivos grandes, soporta software avanzado y acelera los tiempos de procesamiento.
Considera los puertos y conexiones disponibles: algunos programas como OctoPrint funcionan mejor en Windows, mientras que los Mac pueden requerir adaptadores USB o interfaces específicas. Revisa que tu notebook sea compatible con los drivers y protocolos de tu impresora.
Si trasladarás tu equipo al taller, makerspace o diferentes espacios de trabajo, un portátil liviano como una MacBook Air o un ultrabook será más práctico. Para estaciones fijas, puedes priorizar notebooks más potentes, incluso con GPUs dedicadas y pantallas grandes.
Sí, tanto Cura como PrusaSlicer funcionan correctamente en MacBook actuales. Solo debes instalar la versión compatible con tu chip (Apple Silicon o Intel).
Para software o plugins exclusivos de Windows, un notebook Windows ofrece más compatibilidad y suele ser más económico a igual hardware.
No es imprescindible para slicing, pero si harás modelado o renderizado avanzado, una GPU dedicada mejora notablemente la experiencia.
Lo ideal es un notebook con al menos 16 GB de RAM, procesador multinúcleo y, si es posible, GPU dedicada para manejar archivos grandes y visualización detallada.
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