Cuando una persona tiene leucemia, las células madre hematopoyéticas se vuelven anormales y se multiplican sin control, desplazando a las células normales. Esto provoca que la sangre no pueda cumplir sus funciones de transportar oxígeno, defenderse de las infecciones y coagularse. Esta es una enfermedad grave que afecta principalmente a los niños y requiere un tratamiento específico según el tipo y la fase en que se encuentre. El tratamiento más común para la leucemia es la quimioterapia, que consiste en administrar medicamentos que destruyen las células cancerosas. Sin embargo, en algunos casos, la quimioterapia no es suficiente o no es efectiva, y se necesita recurrir a un trasplante de células madre hematopoyéticas. Este procedimiento consiste en reemplazar la médula ósea enferma por otra sana, que puede provenir del propio paciente (trasplante autólogo) o de un donante compatible (trasplante alogénico). El trasplante alogénico es la única opción curativa para algunos tipos de leucemia, pero tiene el inconveniente de que no siempre se encuentra un donante compatible, ya que solo el 30% de los pacientes encuentra un familiar compatible, según señala el sitio www.cancer.net, de la la American Society of Clinical Oncology (febrero, 2022).
Ante esta situación, el cordón umbilical se ha convertido en la fuente más importante de células madre hematopoyéticas. El cordón umbilical es el tejido que conecta al bebé con la placenta durante el embarazo, y que usualmente se desecha después del parto. Sin embargo, la sangre que queda en el cordón umbilical contiene una gran cantidad de células madre hematopoyéticas, que se pueden extraer y conservar para su uso futuro.
Estas células tienen la ventaja de que son más jóvenes y puras que las de la médula ósea, lo que les confiere una mayor capacidad de regeneración y una menor probabilidad de provocar rechazo. Además, la extracción y el almacenamiento de la sangre del cordón umbilical son procedimientos sencillos, rápidos y seguros, que no suponen ningún riesgo ni para la madre ni para el bebé. Es una técnica sencilla y rápida, que se realiza durante el parto, después del corte del cordón umbilical, y que no requiere anestesia ni intervención quirúrgica; y es una fuente propia e inagotable de células madre hematopoyéticas, que pueden ser utilizadas tanto para el propio bebé como para sus familiares cercanos en caso de ser necesarias. Además, se trata de unas células con un gran potencial terapéutico, ya que tienen una “juventud” y gran pureza biológica.
El almacenamiento y la conservación de las células madre del cordón umbilical al momento del parto es una práctica cada vez más adoptada en todo el mundo por diferentes centros médicos especializados. En Estados Unidos, 31 estados incluso, promueven la donación a bancos públicos de células madre al momento del parto a través de leyes, con el objetivo de almacenar un banco importante de este recurso biológico para ser ocupado en enfermedades graves.
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